¡Hola! Hoy os traigo un par de notas de prensa que relatan
sendos homenajes que recibió nuestro vecino de Aribe, Domingo Elizondo, en los
pueblos de Aoiz y Sangüesa.
Como ya vimos, Domingo fue un hombre que produjo en el valle
Aezkoa un importante desarrollo económico e industrial con su ambicioso
proyecto “El Irati S.A”, que comprendía aserradero, central eléctrica, línea de ferrocarril, el embalse de Irabia… Desconozco si en aquellos años, a comienzos del S.XX sería más difícil
el emprendizaje empresarial pero queda claro que estaba mejor reconocido y
valorado que ahora.
Muestra de
ello tenemos los dos homenajes que se le hicieron, primero en Aoiz y días
después en Sangüesa, que bien merecieron sus crónicas en prensa.
Veamos lo que
nos cuenta el periódico “El Eco de
Navarra” el 18 de Abril de 1911:
“Homenaje a
D. Domingo Elizondo”
Es absolutamente imposible dar cuenta de todo cuanto
ocurrió ayer en Aoiz. Nos lo impide la falta de espacio. Muy a la ligera por
consiguiente, daremos al público algunas notas.
A las diez de
la mañana bendijo el señor Obispo de la diócesis un automotor, en el paseo de
Sarasate, frente a la estación y casa social de El Irati, y en presencia de
todas las autoridades y de mucho público. Después el señor Obispo pronunció
breves frases elocuentes diciendo que la Iglesia, como depositaria de la
verdad, bendice siempre la Ciencia y el Progreso y desea que la Ciencia y el
Progreso se encaminen hacia el bien, hacia la virtud.
A las diez y
media salieron para Aoiz en dos coches todas las autoridades provinciales y el
alcalde de Pamplona, ingenieros y consejeros de El Irati y representantes de
todos los periódicos locales.
En una hora
llegamos al Aserradero, donde se detuvo la expedición.
Las
autoridades guíadas por el incansable Don Domingo Elizondo é ingenieros de la
sociedad y administrador de la fábrica señor Gandiaga visitaron todos aquellos
lugares que ya conocen nuestros lectores porque de ellos hemos hablado
extensamente durante varios días.
Y después que
todo aquello fue visto, la expedición siguió a Aoiz.
Si tuviéramos
espacio, aún podríamos intentar una descripción de lo que vimos, pero no lo
tenemos, y con gran sentimiento nos vemos obligados á hablar, como vulgarmente
se dice, muy a la ligera.
A la entrada
de la villa estaba la mitad del pueblo, porque la otra mitad estaba en balcones
y terrazas. En cuanto llegó el automotor se dispararon cohetes, y la gente
prorrumpió en vivas a don Domingo Elizondo.
La comitiva
siguió a pie hasta la Casa Ayuntamiento. Fue aquel camino un camino de triunfo.
En terrazas y balcones muchas señoras y señoritas, a lo largo de la calle
hombres y mujeres, todos vitoreaban al bienhechor de Aoiz que humilde, con
aquella humildad de los hombres buenos, recibía el homenaje de un pueblo
agradecido y entusiasta, llena el alma de emoción.
El
espectáculo era realmente bellísimo.
En la mañana
luminosa y riente estallaba en mil sones el entusiasmo de los agoiscos que han
puesto en esta magna obra del señor Elizondo un enorme caudal de buena voluntad
y de trabajo eficaz.
Pasó el
festejado bajo los arcos de follaje en los cuales estaba escrito su nombre al
modo que lo están, en los mármoles, los nombres de los grandes triunfadores.
La calle por
la cual caminó el señor Elizondo rodeado de todas las representaciones de la
autoridad, tenía su nombre.
En el bello
comedor estaba su retrato rodeado de guirnaldas y flores.
Todas las
bocas pronunciaban su nombre con veneración y con respecto. Todo era en aquella
mañana luminosa y primaveral, para don Domingo Elizondo.
Y bien ganó
tan alto y universal homenaje quien dió, como él, tan alta prueba de
laboriosidad, generosidad y amor a su país.
En la amplia
escuela, bellamente adornada, se sirvió el banquete, que fue suculento.
Sirvieron las
mesas bellísimas señoritas de Aoiz, que de este modo sugestivo y amable,
rindieron también tributo a don Domingo Elizondo.
A la hora del
champagne hubo muchos brindis.
Brindó muy
elocuentemente el alcalde de Aoiz don Joaquin Aldaz, ofreciendo aquel homenaje
de la villa al señor Elizondo. Brindaron muy elocuentemente también todas las
autoridades y nuestro compañero Sr. Arvizu y Aguado, y todos ofrecieron su
tributo de admiración y de simpatía al señor Elizondo en términos muy
elocuentes y justos que acertaron perfectamente a interpretar los sentimientos
de todos.
El señor
Huici dedicó en su brindis un recuerdo y un saludo, y frases de gratitud a los
acaudalados, señores Morea, Aranguren, Anchorena, Urquijo, Goya é Imaz, que
pusieron su dinero al servicio de esta empresa, permitiendo con ello la
realización del empeño de su amigo don Domingo Elizondo.
Y aquellos
hombres honrados, ricos y trabajadores recibieron el homenaje de todos en una
salva de aplausos.
Por último
habló don Domingo Elizondo, emocionadísimo, y dio las gracias a todos, afirmando que a la ayuda de todos, de Aoiz, de Pamplona, de las autoridades, de
la prensa, se debía la realización de esta obra.
El señor
Elizondo fue ovacionado y vitoreado con sincero cariño.
Los ramos de
la mesa a petición del señor gobernador, fueron enviados a las distinguidas y
bellas hijas de don Domingo Elizondo, a cuyos pies fue el homenaje de todos
entre aquellas flores que llevaban el encargo de contarlas lo que habían visto
y oído, todo hecho y dicho en honor de su insigne padre.
Se leyeron un
telegrama entusiasta del Casino Easosense de San Sebastián adhiriéndose con
entusiasmo al homenaje, y una carta, muy expresiva y cariñosa, del diputado del
distrito señor Zulueta.
La banda de
Constitución permaneció todo el día en Aoiz.
Las autoridades fueron luego a Sangüesa y
el regreso se hizo, sin novedad alguna, a las siete y media de la tarde.
La villa de Aoiz realizó ayer un acto de
justicia y los directores de la fiesta acertaron de tal manera, que es muy
difícil reunir mayor seriedad, más bella alegría y más intenso entusiasmo
dentro de una fiesta popular como la de ayer.
El alcalde de Aoiz, D. Joaquin Aldaz y
sus colaboradores merecen un aplauso entusiasta.
Los pobres y los desventurados presos
participaron también de la fiesta.
Hablar de atenciones, obsequios y
amabilidades es excusado. Aoiz fue ayer la villa justa y hospitalaria de
siempre.
-Y ahora, vamos lo que se escribe en el mismo periódico, el "Eco de Navarra" el 2 de Mayo de 1911. –
“Homaneje de Sangüesa a don DomingoElizondo”
La ciudad de Sangüesa rindió anteayer su
homenaje a don Domingo Elizondo y a la empresa explotadora del ferrocarril El Irati.
Nuestro
implacable tirano –el exceso de original- nos impide dar a esta reseña las
proporciones adecuadas a la importancia del acto que se celebró anteayer en la
histórica ciudad.
A las diez y
cuarto de la mañana salieron de Pamplona en tren especial todas las autoridades
provinciales en compañía de don Domingo Elizondo, de los ingenieros y de
algunos consejeros de El Irati. En el mismo tren hicimos el viaje los
representantes de los cinco diarios locales, amablemente invitados por el señor
alcalde de Sangüesa don Javier Indurain en nombre de aquel ayuntamiento. El
viaje fue rápido y feliz.
En algunas
estaciones del tránsito, a pesar de la lluvia, había mucho público que
vitoreaba a las autoridades y al señor Elizondo.
En Sangüesa
esperaban las autoridades presididas por el joven alcalde de aquella ciudad, el
clero y una representación numerosa del pueblo que llenaba completamente el
andén y que estaba desparramada por los alrededores de la vía.
Llovía
abundantemente.
Al llegar el
tren se dispararon cohetes y tocó la banda y la gente prorrumpió en vítores
entusiastas.
La comitiva
siguió por la calle Mayor, cuyas casas tenían los balcones adornados con
colgaduras. Todo eran vítores, cohetes, música, animación y entusiasmo bajo la
lluvia tenáz.
La entrada
del puente estaba adornada con follaje y entre guirnaldas verdes había un
cartel con un saludo de la ciudad a sus ilustres huéspedes. Los círculos
políticos y de recreo tenían también adornadas sus fachadas y sus balcones
cubiertos con colgaduras.
La comitiva
entró en la casa municipal en cuyo salón amplio y magnífico estaban dispuestas
las mesas para el banquete. Encima de la puerta de entrada había un cartel
adornado con follaje en el cual había un saludo para don Lorenzo Oroz, que fue hasta
ayer diputado de aquel distrito.
El adorno
interior de la vieja y hermosa escalinata nos pareció por lo adecuado uno de
los más grandes aciertos de los organizadores de la fiesta.
Había tres
mesas colocadas en U.
En la
cabecera tomaron asiento las autoridades provinciales y en las otras los demás
invitados, en número de 96. La comida, bien servida por el señor Quintana, tuvo
el siguiente menú:
Entremeses. –
Paella valenciana. – Fritos variados. –Solomillo a la jardinera. – Salmón en
salsa de mayonesa. – Jamón en dulce con huevo hilado. – Capones de Bayona. –
Postres: Helados, frutas y quesos. Vinos: Rioja y Champagne.
A la hora
conveniente el joven alcalde de Sangüesa señor Induráin ofreció el banquete en
nombre de la ciudad al señor Elizondo.
Luego
brindaron elocuentemente el señor Gobernador, el general Cirujeda, el
Presidente de la Audiencia, el Alcalde de Aoiz, el Presidente de la Diputación
don Manuel Larraya, el señor Obispo y el señor Exhave-Sustaeta por la prensa,
por este mismo orden.
Todos
expresaron en términos elocuentes y justos el sentimiento unánime de admiración
hacia don Domingo Elizondo y sus colaboradores.
Y al final se
levantó don Domingo Elizondo.
Con la
soberana elocuencia de la sinceridad y todo él en la emoción de gratitud dio
las gracias por el homenaje.
Durante la
comida la banda de Sangüesa interpretó muy variadas composiciones.
Cuando acabó
el banquete, don Domingo Elizondo recorrió la ciudad recibiendo en todas partes
demostraciones de respeto y simpatía.
Seguía
lloviendo y aquella lluvia puso a dura prueba la hospitalidad de los sangüesinos. Los forasteros nos vimos envueltos en agasajos.
La casa de
los señores de Jabala fue nuestro refugio amable y encantador. Yo hablo de esta
amable casa porque en ella fui recogido.
Allí pasaron
la tarde las distinguidas señorías de Elizondo y de Ansó de Aoiz, con la señora
de don Faustino Lizasoain, señoritas de Sangüesa y forasteras, el general
Cirujeda, el coronel de ingenieros señor Los Arcos, señores de Huici,
Lizasoain, Lizarraga, Aldaz y otros muchos.
La bondad de
los señores de Jabala y los encantos de su gentil y bella hija Javierita nos
hicieron pasar una tarde deliciosa en aquel huerto florido. Muchas gracias a
los señores de Jabala.
Y vosotras,
encantadoras señoritas, tened por cosa segura que no me olvidaré jamás de
nuestra buena amiga doña Polla. Durante toda la tarde estuvo Sangüesa como en
día de romería. Por todas partes había música, cohetes y alegría. ¡Yo no sé qué
hubiera sido aquello sino hubiera estado diluviando!.
Las
autoridades regresaron a las seis de la tarde, siendo despedidas con simpatía.
Por la noche
se organizó un animadísimo baile en el salón del Ayuntamiento donde se había
celebrado la comida.
Recordando
aquel baile animadísimo no se me ocurre otro comentario que este; ciertamente,
que las sangüesinas son muy bellas y elegantes.
El baile duró
hasta media noche.
Sangüesa
puede estar satisfecha de haber acertado completamente, de haber ofrecido una
fiesta hermosa en conjunto y en detalles. Reciba aquella ciudad nuestro aplauso.
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