¿Sabías qué… .... un intelectual navarro mandó retejar la ermita de Abaurrea Alta?
Hola, ya sé que tengo algún otro tema pendiente, pero hoy te
traigo una entrada que, sinceramente, me apetece escribir.
El proyecto de recuperación de la Ermita de San Miguel en Abaurrea Alta nos está dejando un buen número de historias bonitas, la última
de estas es la que vengo a contarte hoy.
Sabemos que “durante la guerra” se retejó la Ermita, dándole, al templo románico del S.XIII ese aspecto cuidado que fotografió
Tomás Selles en 1954. Las tejas de aquel edificio aún están hoy en los pies de
la nave.. un buen número de tejas planas de fábrica.
La información que me ha llegado a ese respecto por mayores del pueblo es que ..
.
“la mandó retejar un cura pensador muy famoso llamado Nestor
Zubeldia. Este cura fue traído aquí castigado por intelectual y revolucionario,
molestaba a un sector de la iglesia y lo exiliaron a Abaurrea Alta, en dónde se
alojó en Casa de la Señora Aurea. Este Nestor, al estallar la guerra, se
encomendó al Santo San Miguel y pidió que no cayese en guerra ningún vecino de
Abaurrea Alta, y como aquello se cumplió, en agradecimiento, mandó retejar su
ermita.”
Como verás, la historia es preciosa y no se iba a quedar
ahí, así que he leído un poco sobre este tal Nestor Zubeldia y lo que he
encontrado me ha parecido tan curioso e interesante que quiero contártelo hoy
mismo, con el subidón.
Nestor tuvo una vida muy interesante, tanto, que incluso han
querido beatificarlo (¡!) y de hecho, uno de los milagros que se le atribuyen es lograr la intercesión directa del
arcángel San Miguel como protector de los vecinos de Abaurrea Alta durante la
Guerra Civil Española.
He encontrado los hechos narrados por J.R Sarasa & I.Z.M
(Real Sociedad Navarra de Amigos del País) en donde se lee que rogó por Jesús y
no por San Miguel, así que he modificado esto para encajarlo con la historia
que nos cuentan algunos vecinos, algunos de los cuales, incluso, asistieron a
esa misa. No he cambiado la forma en la que se describe su “reclusión” en
Abaurrea Alta, pues que fuese exiliado no implica que no quisiese venir y aceptase
“el castigo” gustosamente.
Lo titulan
UNA PROMESA AUDAZ , “NO
MORIRÁN”
“En los últimos meses del año 1936 el pueblo de Abaurrea
Alta del Valle de la Aézcoa (Navarra) carecía de párroco por ausencia indefinida
del sacerdote que la servía. Se había ido a servir de capellán en el ejército
durante la guerra civil que ardía en España.
El excmo Sr. Obispo de Pamplona, Doctor Don Marcelino
Olaechea, hoy arzobispo, invitó con suma cortesía al buen D. Nestor a hacerse
cargo de aquella parroquia para breve tiempo.
D. Nestor se trasladó al pueblo con verdadera ilusión
apostólica. Habían ido a la guerra 42 muchachos. De otros pueblos del valle
cuyo número de habitantes era más reducido, habían ido 7 o 10 jóvenes.
Pocos días después de la llegada al pueblo, D. Nestor,
hablando desde el altar, prometió a los feligreses que ninguno de la aldea
moriría en la guerra. Pero les impuso dos condiciones fáciles, de índole
espiritual, que ellos prometieron cumplir.
La guerra continuaba… D. Nestor repetía su promesa, y
pasaba gran parte de cada tarde en la Iglesia rogando para que se cumpliera lo
prometido.
Cuentan que un día, a media tarde, varios individuos oyeron
desde la calle voces de alguien que hablaba dentro del templo. Escucharon con
viva curiosidad. Era la voz del Canónigo, que decía:
“Mira San Miguel, por favor, que no muera ni uno. Si muere
uno, esta buena gente que tú compraste para el cielo, perderá la confianza en ti
y en tu sacerdote. Ya sabes que la promesa es tuya más que mía…”
La confianza en Dios y la piedad del pueblo aumentaban
visiblemente. Más he aquí que un día compareció una mujer ante el canónigo
llorando, y le mostraba una carta.
....
-¿No dice usted que no morirá nadie en la guerra?
-Sí, digo. Y continuaré diciendo.
-Pues ha muerto mi hijo. Lea usted esta carta.
-No creo, pero voy a leerla.
La carta enviada desde el frente de batalla era aviso
oficial de la muerte del muchacho, hijo de aquella señora.
Pero D. Nestor dijo con acento de seguridad:
-“San Miguel no
miente. Esto es una equivocación”.
-Bueno, usted pensará así, pero yo quiero que se celebre el
funeral.
-De acuerdo, pero el sufragio no servirá para él como si
fuera difunto…
.....
Se celebró el funeral. Muchos sufrieron una desilusión.
Pero cuál no fue la sorpresa de la familia cuando cinco días
más tarde, llega una carta del supuesto difunto diciendo que estaba muy bien.
¿Cómo explicar tan grave equivocación? ¿Qué había ocurrido?
La explicación fue bien sencilla.
Muy de madrugada, se oyó en el campamento el toque de
diana. Levantándose los combatientes apresuradamente. El individuo que dormía
al lado del de Abaurrea cogió la chaqueta de su compañero equivocadamente y el
mismo día cayó muerto en el combate. Los sanitarios van a indentificar el
cadáver, le registran la chaqueta para ver si tenía carnet. Encontraron el de
Abaurrea y fue comunicada a la familia la triste noticia inmediatamente.
El de
Abaurrea, viendo que la chaqueta que tenía puesta no era la suya y halló el
carnet propio, así pudo escribir a casa que se encontraba bien.
Ahora la pregunta esencial.
-¿Murió alguno de Abaurrea en la guerra?
De Abaurrea no murió ninguno, sólo murió un individuo que no
era de Abaurrea sino de Jaurrieta, aunque había algún tiempo que vivía entre
los abaurreanos. De casi todos los pueblos del Valle murieron varios. Nadie
niega en Abaurrea que deben este favor a San Miguel y a la oración del canónigo."
¡Menuda historia!
Como intelectual, filósofo, sacerdote y persona tuvo una
vida de aupa, es por ello que dejo una entrada pendiente sobre quién fue este recluso en Abaurrea alta. (García Abad
de las Abaurreas, Jimeno de Orbara, Zumalakarregi, Zubeldia, Menchu Gal… ¡¡anda
que no tenemos personajes históricos que quedaron atrapados en Abaurrea Alta!! Jajajajaja)
Si no puedes esperar a la entrada pendiente y quieres saber más sobre Nestor Zubeldía...