Continuamos con el genial artículo de Jesús Arraiza Frauca:
Exterior de la Ermita de San Esteban |
Orbaiceta y el valle defienden sus posturas
Efectivamente, valle y villa se manifiestan en batalla
dialéctica, exponiendo sus razones y descreditando las contrarias.
Afirma Orbaiceta que la devoción a San Esteban se halla extendida universalmente ya por España
y ya por Francia. Tanto se quiere al Santo Protomártir que aún hasta el día de hoy está confirmado patentemente por las
astillitas que quitan al retablo los devotos que acuden a aquel santuario para
satisfacer su devoción. Llega a afirmar que incluso muchos piensan que la
imagen apareció de forma milagrosa y es venerada desde un tiempo del que no se
tiene memoria. Cita Orbaiceta, incluso, un milagro obrado en la ermita por
intercesión de San Esteban: en nuestro
tiempo se ha visto llevar a un enfermo a la basílica en parigüelas y al decir
la misa quedarse repentinamente sano, de modo que volvió por su pie a su casa.
A estas razones contesta el valle arguyendo, sobre todo en
lo referente a la aparición, que son cosa
de pura arbitrariedad del vulgo más craso. Aduce, además, que la ermita de
San Esteban se halla en despoblado y muy lejos de los pueblos, para hacer con
orden y devoción la romería, pues en los más de los pueblos la procesión sale a
las cuatro de la mañana y vuelve a sus parroquias a las cinco de la tarde,
permaneciendo en la ermita tres horas. La fatiga y el cansancio, juntamente con el excesivo calor que suele
hacer ordinariamente en aquel día, son causa de que la gente se distraiga en la
procesión, yéndose a gavillas, sin silencio ni compostura alguna, no edificando
ni inspirando respeto sino escandalizando no obstante, cualesquiera diligencias
oportunas que se han adoptado para cortar este desorden, el cual se ha
observado mayor a la vuelta, pues, abandonando las cruces en la ermita, se adelantan
los más de la procesión a los lugares inmediatos a comer y beber, a divertirse
en el camino no ajustándose con ella hasta el punto donde cada párroco
sucesivamente se incorpora con la cruz, y aún entonces, no pocas veces, con
desorden y escándalo; cuyos abusos no
pueden proceder sino de un principio de irreligión o ignorancia.
Exterior de la Ermita de San Joaquin |
El valle llega a concretar, como una de las causas de estos
desórdenes, la proximidad de la
jurisdicción francesa, más expuesta que nunca al presente por causa de su
actual constitución de indiferencia. Otra causa se basa en las distancias
de cada uno de los pueblos de San Esteban: de
Abaurrea Alta, cuatro leguas de camino, y procesionalmente se necesitan seis
horas; de Abaurrea la Baja tres leguas y media; de Garayoa, Arive y Aria tres
leguas; de Garralda, cuatro; de Orbara, dos; de Villanueva, dos y media; y
legua y media del lugar parte contraria.
Otras causas alega el valle para disuadir a los fieles de
las procesiones a San Esteban: el que la ermita ha sido profanada, asilo de
contrabandistas y ladrones, los de Orbaiceta han guardado con frecuencia sus
mieses en la ermita y a veces el ganado; y esto ha ocurrido por estar tan retirada de toda población y siempre sin
custodio por su destemplada y desierta situación.
Entre las varias alegaciones, el valle da cuenta de varias
romerías que se hacían en la antigüedad, suprimidas a causa de la gran
distancia; así, consta que anteriormente se realizaban procesiones a la Virgen
de Muskilda, en Ochagavía, y a San
Salvador de Roncesvalles, consistente en Ibañeta.
Y concluyen los reunidos en Arive: “Por todo lo cual, no sólo no es escandalosa la pretensión del valle,
sino muy conforme al espíritu de verdadera religión y de la Iglesia”. Por
lo mismo desean “radicar más y más el
culto a San Esteban… fijando su antiguo retablo y la imagen que se construyere
en la ermita de San Joaquín, custodiada día y noche por un ermitaño de vida muy
cristiana, para evitar profanaciones”. En apoyo a tal aseveración y de tal
propósito aporta el procurador Armendariz una sensata aproximación a las
teorías más altas sobre la religiosidad popular: “Siendo los santuarios los
lugares más respetables de la tierra, venerables a los ángeles y terribles a
los demonios, en donde Dios se ha obligado a oír nuestros votos, recibir
nuestros cultos, escuchar nuestras oraciones y atender a nuestras necesidades,
principalmente por la intercesión de los santos que en ellos se veneran,
merecen ser respetados de los hombres con una religiosa reverencia, un sano
temor y modestia edificativa”.
Claro que en Orbaiceta no veían las cosas como en el valle.
Comenzaron por ganar para su causa a los vecinos de Villanueva, con los que
pudieron contar a lo largo de la causa entablada desde el 21 de julio de 1798.
Por de pronto, afirma el procurador Arrizabala, en nombre de
la villa que, “el valle busca su propia comodidad con capa de virtud”; más
valía al valle, añade, atender a San Esteban como los de Orbaiceta que pusieron
decente la ermita y solicitaron al obispo su bendición, quien concedió al párroco facultad para darla y en
efecto la dio el 13 de junio del 97. Y pasan a desmontar los argumentos
contrarios.
Afirman rotundamente:
aún cuando fuese cierto cuanto la contraria alega en lo relativo a los excesos
en las procesiones, que es lo principal en que se funda, lo único a lo que
pudiera influir es a que se extinguieren, pero de ningún modo a quitar de su
lugar al santo protomártir, cuya ermita por su antigüedad, milagros patentes
que ha querido Dios obrar en ella y por la devoción de los fieles, les merece a
estos la primera atención.
No es albergue de contrabandistas y ladrones antes el alegato es una ficción conocida,
porque en aquel sitio no hay camino; al paso se encuentran las bordas del
lugar, mi parte, bien provistas de alimentos y forraje.
Si alguna vez se ha albergado ganado es muy fácil evitarlo castigando severamente a quien se averigüe
haberlo introducido.
No se han depositado las mieses, porque sus sembrados y
prados están muy distantes del pueblo.
En la guerra sirvió de cuartel, pero habiéndose arruinado se edificó a cuenta del Soberano.
Tampoco puede ser causa para intentar cerrarla el que se halle en el desierto, pues está a
la vista de las bordas que pueden considerarse como una población, pues en
desierto se ven los santuarios más venerables de este reino y sus
inmediaciones, como sucede en San Miguel de Excelsis, Roncesvalles y Aránzazu.
Une esta argumentación Orbaiceta citando excesos y tropelías
en esos santuarios, a pesar de que los mismos no fueron ni cerrados ni
trasladados: el de Roncesvalles de cuya
traslación se trató en la Cámara a resultas de los estragos que padeció en la
última guerra; y sin embargo de ellos y de su proximidad con la Francia se
resolvió su permanencia, y en efecto se están construyendo edificios; en el
referido San Miguel de Excelsis se cometieron el último año los excesos que son
notorios y sin embargo a nadie se le ha ocurrido remover el Santo Angel del
lugar que él mismo escogió.
Para apoyar con fuerza sus argumentos, aportan en Orbaiceta
incluso un milagro ocurrido en la ermita de San Esteban lo cual venía a probar
la seriedad y solidez devocional: En nuestros tiempos se ha visto llevar a un
enfermo a la basílica en parihuelas y al decir la misa quedarse repentinamente
sano, de modo que volvió por su pie a su casa.
Y aún más. La situación de la ermita y de culto en el lugar
donde se halla favorece la presencia de los fieles franceses que también acuden
a ella en romería a pesar de que se aduzca la peligrosidad de su vecindad, pues
desde que no se alcanza la memoria ya se
había hallado la Francia con igual o menos favorable disposición hacia la
Iglesia; de lo contado ha tenido varias guerras contra España y sin embargo
siempre ha permanecido San Esteban en el mismo sitio ; y manifestando
cierta conmiseración hacia los vecinos afirman los de Orbaiceta: aquellos tristes franceses, en medio de las
turbaciones de la Francia, han conservado las máximas católicas en lo íntimo de
su corazón, tienen el consuelo de recibir en aquella basílica los auxilios de
la Iglesia y se ve que algunos se han llevado consigo astillas del retablo, y
aún ha habido quien se llevó porción de tierra de suelo de la ermita.
Circunstancias todas que incluyen mucho para que no se haga novedad.
Entorno de la Ermita de San Esteban, cortesía de Nicola Aragona |
Pero el valle insiste en la novedad del traslado, incluso
con el argumento de los mismos tristes franceses y de sus consuelos
devocionales, presentando prioridades: Y
ya que la contraria manifiesta tanto celo por proporcionar a los franceses,
nuestros limitáneos, la oportunidad de poder satisfacer a la ardiente devoción
que supone profesan al Santo, contribuyendo el Valle a tan interesante objeto,
no excusa poner en claro que dichos franceses lograrán mejor esta dicha colocándose
la Santa Imagen del Protomártir en la ermita de San Joaquín, pues que
concurriendo aquellos todos los años en gran número al lugar de Aribe conmotivo de tomar sus aguas minerales, y hallándose aquella situada a mucha
inmediación de dicho pueblo, no hay duda podrían ir allá diariamente tarde y
mañana por vía de paseo a hacer sus depreciaciones, ponerse bajo la protección
y tutela de su predilecto Santo y conseguir sus bendiciones.
Parece lógico, astuto y bien pensado el argumento del valle
tratando de favorecer a los franceses que acudían a tomar las aguas y bañarseen los baños de Arive. Pero Orbaiceta no cede. Si el valle ve peligros en la
romería a los Puertos Grandes, los de aquella villa quiere verlos en todas
partes, especialmente en Arive para los franceses de cuya fe y devociones se
sienten tan diligentes defensores; en este sentido alegan son de temerse mayores profanaciones si se traslada el Santo Retablo al
sitio que la contraria pretende por su inmediación a la taberna de Aribe y su
posada, donde hay mucha concurrencia como es cierto, y dirán los testigos… De
removerse la Santa Imagen del sitio donde desde inmemorial ha estado y que
eligió, según se cree, resultará sin duda alguna, según es la condición humana,
el resfriarse su devoción, no sólo para los naturales del país, sino también
para con los franceses y otros forasteros.
Sin embargo, parece ser que el argumento de las aguas tenían
su peso para el valle, pues recurren a sus valores para insistir en el retablo
a San Joaquín de Arive; afirman, consecuentes en su articulado: Se viene en conocimiento claro no sólo de la
mayor devoción y culto al Santo Protomártir por la comunidad mi parte, sino
también de que se proporciona ventajosa comodidad a los pueblos de él, villa de
Burguete, los de los valles de Erro, Arce y Salazar, como circunvecinos; y no
menor al numerosos concurso de gentes que pasan a tomar las aguas medicinales
del referido lugar de Arive, así de este Reino, como de la Francia; según es
cierto, público y notorio.
Interior de la Ermita de San Esteban en la actualidad, por cortesía de Nicola Aragona |
Pleito solucionado
A los siete meses y medio de iniciado el proceso llegó la
solución. Las razones de unos quedaron en palabras y escritos; válidos al fin.
Orbaiceta se cansó de pleitear y tiró su toalla. El 30 de Enero de 1799 estando juntos y congregados en la forma que
lo tienen de costumbre, celebrando concejo tañida su campana parroquial,
los regidores y el concejo del lugar habiendo
meditado con madura reflexión los graves perjuicios que hasta aquí han
experimentado en la prosecución de esta instancia y los que se habían de seguir
continuándola por sus trámites regulares, en el inmenso coste que les había de
tener, y por otras justas causas… hacer aparcamiento formal de este pleito.
Como consecuencia de la retirada de Orbaiceta, fácil le fue
al Provisor y Vicario General, Doctor Rafael Blázquez Prieto, dictar sentencia
en Pamplona el 27 de febrero de 1799, confirmando la resolución del Valle y
Universidad de la Aézcoa.
El retablo de San Esteban fue bajado desde los Puertos
Grandes a la ermita de San Joaquín; el valle pagó la escultura de una nueva
imagen del Protomártir; las procesiones, dos al año, se reanudaron desde los
pueblos hasta Arive. Y los “aguatomantes” pudieron ocupar sus tardes en visitar
a sus santos y cumplir sus devociones sin tener que desplazarse con superiores
dificultades.
Hoy la ermita de San Joaquín está cerrada para el culto.
Ojalá pronto pueda reanudarse la devoción de los aezcoanos a su patrono en su
sede propia. La de San Esteban se halla abierta; a la misma acuden desde
Orbaiceta en agosto y en diciembre para honrar a su santo.
Jesús Arraiza Frauca.
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