jueves, 23 de junio de 2016

La Noche de San Juan

La verdad es que pasé la mañana preparando un nuevo artículo que nada tiene que ver con este, ya que cuando lo acabé me dí cuenta de que hoy es la víspera de San Juan y en la Aezkoa, como no podía ser de otro modo, también tenemos un montón de ritos, costumbres o ceremonias que hacían nuestros antepasados. Algunas de ellas aún hay quien las hace este año.



La fiesta de San Juan coincide con el solsticio de estío o verano, y es un vestigio de un antiguo culto solar. Cuando el sol en su marcha asciende a su máxima latitud, en el trópico de Cáncer y cuando los días son más largos y las noches más cortas.

En la tercera noche de esta estación los pueblos celebran el triunfo de la naturaleza mediante ritos, ceremonias y símbolos que los vinculan a la madre tierra (Amalur o Mari).  

El Cristianismo, igual que hiciera con el Subilaro y la Navidad, se adaptó a estas celebraciones paganas estableciendo la fiesta de la Natividad de San Juan el Bautista, predicador coetáneo de Jesus de Nazaret. San Agustín en uno de sus sermones menciona sobre ello: “nosotros solemnizamos este día, no como las infieles a causa del Sol, si no a causa del que ha hecho el Sol”. Así, la iglesia adopta de los ritos basados en el antiguo culto solar todas cuantas ceremonias no chocan directamente con las leyes cristianas y les dan un nuevo significado.

El fuego, el agua y los vegetales serán el material para los ritos aldeanos de este día.

El fuego

El fuego de San Juan tiene la virtud de preservar al hombre de enfermedades, especialmente cutáneas. Los persas y los griegos ya saltaban sobre las llamas en los ritos purificadores que se daban, en estos días del año, como celebración del cambio estival, mientras que los romanos tenían las fiestas Palilias, en las que los pastores se lavaban en las aguas de fuentes sagradas y de noche saltaban acompañados por sus ganados sobre hogueras de paja en honor a la diosa Pales. Por su parte, en Marruecos, el día 24 de junio se celebra el nacimiento del profeta Lahía Juan, hijo de Zacarías, saltando sobre llamas y bañándose en el mar.  

Nos cuenta María del Carmen Munárriz en su Estudio Etnográfico de Orbaiceta que en esa localidad se realizaban, en la víspera de San Juan, tres hogueras, una en cada uno de los barrios del pueblo (Legarrea, Mendikoa y Erdiko), antiguamente esas hogueras se hacían a las afueras, pues peligraban los tejados de tablilla. “..Se quemaban fajos de "hierbas buenas de San Juan": saúco, mírula, avellano, con los que hacían ramos que se adornaban también con rosas. Cada año, los fajos que se quemaban eran los bendecidos el día de San Juan del año anterior y guardados durante todo el año en el desván. En esta fecha, los mozos saltaban las hogueras y jugaban alrededor del fuego...”

Esta costumbre de saltar sobre hogueras sigue presente en poblaciones cercanas, siendo las más representativas en esta zona las del pueblo de Burguete (Auritz) y las de Valcarlos, dónde al saltar las hogueras dicen invocando a San Juan: “Sarna fuera, los malos afuera. Los buenos adentro, la borona y el pan a España, la tiña a Francia” y colocaban una piedra ancha sobre los rescoldos de las llamas con la fantasía de que el mismo San Juan bajaría de los montes esa noche a peinarse. En la madrugada siguiente los más crédulos acudían a recoger los cabellos blancos que se le hubiesen caído al Bautista.

A estas mismas hogueras, como hemos visto anteriormente, se solían lanzar las hierbas bendecidas el año anterior que no se habían quemado durante las tormentas.
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Los vegetales

En la Aezkoa y en Valcarlos se bendecían yerbas que eran arrojadas al fuego cuando tronaba. También se colocaban ramas de avellano bendecidas en este día en las puertas de las casas, las bordas y los hórreos con el fin de protegerlas del rayo.

Se enramaban (esto es, engalanar con ramas y flores a modo de guirnaldas) las casas de las mozas con espino albar y chopo blanco

Para curar la hernia infantil había otra curiosa tradición, la de pasar a los niños a través de árboles rajados. Este procedimiento universal es utilizado en Alemania con Cerezos y Robles, en Aragón con Encinos, en la Ribera con Alberchigales y en el Pirineo Navarro con Robles. El niño enfermo debía ser llevado al árbol por alguien llamado Juan y en la Aezkoa, tras la ceremonia, dejaban en la abertura del roble la camisa del niño.

Los eguzkilores recogidos la víspera de San Juan amplían su efectividad contra las brujas o sorgiñak al estar bendecidos por el santo.




El agua

En la montaña Navarra abundan fuentes a las que se les atribuyen propiedades curativas, (en el valle de Aezkoa: Arrikaldea en Garaioa, Iturrialdea en Aribe..) todas estas propiedades se ven multiplicadas durante la noche de San Juan o la mañana siguiente y se organizaban romerías en las que los aquejados de problemas de salud buscaban sanarse. 

En Salazar se iban al río dónde se lavaban cara, manos y pies.

En Orbaizeta, antes de la salida del sol se arenaban las radas (herradas) y se marchaba a la fuente a coger agua en ellas, para beber y lavarse ese día. También iban a lavarse al río, pues el agua de San Juan tenía propiedades contra la sarna.

Pero no sólo las fuentes y los ríos tenían propiedades mágicas el día de San Juan, también lo tenía el rocío de la madrugada, así que los de Aezkoa y Salazar solían andar descalzos o desnudos entre la hierba húmeda del amanecer para curar o preservarse de enfermedades.

José María Iribarren, en el documento que os pongo como bibliografía, explica que “Los ritos de San Juan son de aire libre y tienen un espíritu de colectividad. Las gentes salen al campo a saturarse de sol y de agua, de rocío y de aire recogiendo cuanto de sano y purificador existe en los elementos de la Naturaleza”




Otras bendiciones

Junto a la colección de ritos (encendido de hogueras, recolección de plantas, baños curativos, paseos entre el rocío…) se dice que “a quien duerme la siesta el día de San Juan no le faltará el sueño durante todo el año” así que apuntadlo bien quienes sufráis de insomnio.

También cuentan que cogiendo una malva al rayar el sol de San Juan, la malva florecerá en la noche de Navidad.

Al menos en Orbaizeta, tal y como cuenta María del Carmen en su estudio, se sembraban alubias que se habían guardado para ese día, se recogían las hierbas de la huerta que, después de bendecidas, se guardarían en el desván hasta quemarlas el año siguiente y se bendecía el ganado bajándolo del puerto para darles sal ese día.  

Ritos paganos ya olvidados se han mantenido hasta hace relativamente poco, un párroco de Valcarlos contaba que paseando un día por el monte vio en la puerta de un caserío una curiosa ceremonia: el dueño de la casa se hallaba arrodillado ante una torta de maíz levantando varias veces los brazos hacia oriente. Cuando el párroco le preguntó por qué hacía aquello, el casero le respondió que así se lo había visto hacer a sus abuelos. Era, sin saberlo, una ofrenda al sol de los pueblos antiguos.


Bibliografía

El folklore del dia de San Juan, de José María IRIBARREN

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