Mari es la Diosa madre de la mitología vasca, asociada a la
fertilidad y a la naturaleza, creadora de tempestades y sequías. Habita en
cavernas y se la puede ver representada en forma de toro, ternero o caballo
emergiendo de las profundidades de las cuevas.
Guarda infinitos tesoros y cambia de morada según la
estación. Cuando viaja de una cueva a otra se la puede ver como una nube roja
surcando el cielo. También se dice que una vaca rojiza cuida sus cuevas,
repletas de riquezas.
Se trata de un ente gentil que concede favores a los humanos
con los que se encuentra pero ha de mantenerse un cierto protocolo a la hora de
entablar conversación: No se la ha de tutear, no se ha de sentarse y se tiene
que salir de la cueva del mismo modo en el que se entró (esto es, caminando
hacia atrás)
Odia la mentira y el robo, castigando con fiereza a los
ladrones.
Se la ha emparejado con la serpiente Sugaar y con Urtz (el
Dios del Rayo)
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