sábado, 30 de julio de 2016

La Universidad de Navarra lo peta con un Curso de Verano en Aribe 2

Seguimos con la segunda charla del Curso de Verano "escarbando en los orígenes" que se dio en Aribe este pasado Martes 26 de Julio.. Podéis leer la primera parte del curso en este enlace.

2.- Economía Pirenaica y uso de los recursos en la Edad Media, por Álvaro Aragón Ruana

Vale, en esta charla he de pedir perdón porque fue después de la pausa para el café y cuando llegué había empezado (sospecho que me perdí los cinco primeros minutos y la verdad es que siendo un tema que me interesa especialmente por mi trabajo me dolió un poquillo) esto es lo que “cacé” enfocada cómo estoy a nuestra historia local. Recopilo los que nos contó Álvaro de manera cronológica en el tiempo al que se refería.

En el S. XII hay un retroceso significativo de los territorios boscosos, lo que, cómo anteriormente nos había indicado Didier, es una muestra clara del manejo agroforestal y agropastoril, esto es, el hombre maneja el territorio y quema zonas de montaña para poder cultivar y llevar a pastar a su ganado.

En los S.XII-XIII aumenta la demanda de la lana, es cuando se empieza a utilizar la trashumancia hacia las Bardenas por nuestros vecinos Salacencos, esto es en parte motivado porque los territorios se han afianzado después de la reconquista del año 1.110 por parte de la Corona de Aragón y las Bardenas ya son un territorio “seguro”, se forman unos circuitos de pastoreo estacionales que derivan en un aumento de la conflictividad y la necesidad de legislar sobre el derecho de aprovechamiento de, y sobre, los territorios.

En el S.XIII aparecen muestras de una explotación maderera o forestal destinada a obtener madera para, sobre todo, la industria naval. Es en este siglo en el que se empiezan a transportar los troncos a través del río, son los primeros barranqueadores.

En el S.XIV existe en esta zona una especialización en ganado ovino enfocado a los grandes mercados locales y próximos (el más cercano e importante es el que se celebra en Mauleon), también tiene una importante repercusión el aprovechamiento maderero de los hayedos del Pirineo, de los cuales se extrae la madera para hacer mástiles de barcos.


Mercado de Maule, foto del Archivo Régnier
En este siglo continúa y aumenta la explotación forestal de nuestros montes y de este aprovechamiento surge la necesidad de delimitar los derechos de explotación que cada región tiene sobre el territorio, esta necesidad es común en todo el Pirineo, tanto es así que la Corona de Aragón “acota” su parte del Pirineo para asegurarse el abastecimiento de madera para estos fines.

En este siglo también estallan los conflictos, hasta entonces prácticamente no había habido disputas y de golpe parece que la sociedad se rompe, se establecen aduanas que cobran por el paso de un territorio a otro de productos pero nuestra relación afianzada con los vecinos en ved de separarnos nos obliga a cooperar y crece el intercambio de los bienes locales tales como lana, cuero, pieles, leche, queso, carne..  a cambio de trigo, vino, sal, aceite y textiles que son imposibles de conseguir aquí

También surgen algunas pequeñas industrias rurales aisladas –molinos locales-.

En el S. XV hay un intento de ruptura de las sociedades de las cuales estas, en la montaña, se protegen creando o afianzando una sensación de pertenencia al territorio en el que habitan. A nivel ganadero o pastoril la transterminancia a tierras de alta montaña obligan a establecer una alera foral, que establece unos derechos y deberes a los vecinos para llevar a sus ganados a pastar a otras tierras bajo otras jurisdicciones, estas aleras forales permiten pacer al ganado “de sol a sol”, esto es, las reses han de bajar a dormir a sus establos de origen y sólo pueden pastar en territorios vecinos durante el día.  

En la Alta montaña, hacia 1462 la defensa del territorio ha propiciado una “cultura comunal”, esta defensa fronteriza nos otorga la hidalguía colectiva y en estos tiempos hay un concepto de honor y pertenencia a la comunidad local muy fuerte y afianzada.

Los pastos, el agua, la madera, los minerales, la caza y recolección acompañados de una agricultura de subsistencia son los recursos que estos habitantes tienen para vivir.

Con la dinamización de los circuitos ganaderos (hacia los mercados de Iparralde, ya no para vender ovejas o lana sino para vender ganado porcino, que ha ido desterrando poco a poco al ovino), los poderes locales garantizan sus ingresos mediante la imposición de gravámenes, el alquiler de pastos y diversos impuestos por la compra-venta de ganado.

Estos poderes locales son un interlocutor aceptado por la Corona e implantan autoridad en sus territorios.

Aquí nos enseñaron un mapita muy chulo sobre los flujos de ganado hecho por Susana Aparicio Rosillo que espero conseguir y colgar.

Sobre las Facerías (en esta ponencia no se profundiza en ellas porque la siguiente charla tratará sobre ello), en el S.XVII-XVIII además de los pastos se incluye la explotación maderera. 

Las facerías garantizan un trato cordial entre regiones y el intercambio de bienes incluso en periodos de guerra, hacia Francia se lleva la plata y hacia España traen cobre y madera. Sabemos que en nuestro monte San Miguel (y esto ya lo pongo yo de mi cosecha, aunque no localizo el libro dónde lo ponía) los contrabandistas fundían la moneda para extraer la plata que tenía y la volvían a acuñar para ponerla en circulación sin la plata. 


La ferrería, grabado medieval
Por último… hablar un poquillo sobre la minería. En 1340 – 1362 se extrae cobre y plata en Urrobi, las minas y ferrerías eran propiedad de la Corona, que a cambió de un porcentaje de lo extraído cedía su explotación a los vecinos. En el S.XIV encontramos ferrerías en el Pirineo y en el S.XV se introducen los fuelles hidráulicos.

Aquí había un mapa con las ferrerías del reino de Navarra dónde se apreciaba que estaban todas en territorio fronterizo, este hierro era exportado a Guipúzcoa y a Francia porque en Pamplona salía más barato importarlo de fuera antes que transportarlo desde esos lugares apartados y no siempre bien comunicados. En 1376 hay 26 ferrerías en territorio navarro, en 1401 encontramos 51 ferrerías en 10 paradas y en el año 1467 ya existen 76 ferrerías en 43 paradas. Como media, en el S.XV las ferrerías Navarras producen entre 850 y 1400 quintales de hierro.

El hierro Navarro tenía un sello propio de explotación y en Guipúzcoa se consideraba hierro extranjero.

En Aezkoa sabemos de dos ferrerías que aparecen entre 1347 y 1494 , una llamada Aezkoa y otra llamada Susana. 

Continuará

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