miércoles, 24 de abril de 2019

Abaurrea Alta en la revista The New Ethnography (1/3)

Hola, hoy miércoles te dejo con la primera parte de un artículo que escribí para la revista "Etnografia Nowa - The new Ethnography" que publica el Museo Etnográfico de Varsovia que se expuso en dicho museo en el año 2017. En la revista está en inglés y en polaco y como pensé que quizás no entiendas ninguno de los dos idiomas quería dejártelo aquí en castellano. 

El trabajo, centrado Abaurrea Alta y en la figura de Eugeniusz Frankowski me sirvió para quitarme una espinita que se me clavó al estudiar las estelas del valle de Aezkoa y comprobar que el etnógrafo polaco las había pasado por alto. Desde aquí agradezco enormemente a todo el equipo del museo su labor (presentación, traducción, maquetación, publicación...) que me permitió, como por arte de magia, compartir algunas particularidades de este pequeño pueblo montañés con un buen número de etnógrafos e investigadores de todo el mundo ¡y sin moverme del Museo de Estelas!. 

Son todo un ejemplo a seguir en términos de cultura y museografía europea, así que, si visitas la preciosa ciudad de Varsovia tienes una visita obligada a su museo etnográfico, aquél que se interesó por este pequeño rincón del Pirineo y a cuya magnífica plantilla espero poder corresponder algún día. 

Vamos con el artículo. 

Esta pedazo de revista la voy a leer poco a poco, en un primer vistazo me emocioné, pues está plagada de fotos de mi etnógrafo favorito y en una aparece sonriendo. Eugeniusz hubiese podido pasar su vida etnografiando por este valle, pero en lugar de eso volvió a su Polonia natal en donde formó a un buen grupo de museográfos y etnógrafos y dirigió el museo etnográfico que le rindió este pedazo homenaje en 2017. 

 
Lo que Eugeniusz Frankowski se perdió Abaurrea Alta / Abaurregaina, Valle de Aezcoa, Navarra.

     Tropecé con la obra de Eugeniusz Frankowski cuando, queriendo escribir un artículo para mi blog, www.turismoabaurrea.com sobre las estelas de Abaurrea Alta no encontré apenas información. Me puse en contacto con el gabinete arqueológico que había hecho la excavación y la catalogación y quedaron en enviarme un informe que nunca llegó.

     Al catalogar las estelas del pueblo de Abaurrea Alta por mi cuenta, con ayuda de nuevos amigos que hice, que me contagiaron su pasión por la investigación y me regalaron bibliografía sobre el tema, acabé enganchada. Tanto, que hoy, tres años más tarde de aquello me encuentro gestionando el Museo de Estelas de Abaurrea Alta y exponiendo en el Museo Etnográfico de Varsovia algo que me sirva para resarcirme del sentimiento encontrado que viví cuando leí que ni en su libro de hórreos, ni en su libro de estelas, había mencionado apenas el valle de Aézcoa, tan cercano a lugares en los que sabemos estuvo y tan sobradamente rico en temas de su interés.

    Encontré la explicación al leer que se le quemó un trabajo, una ambiciosa obra inédita sobre algunas particularidades del pueblo vasco. Sin tener los estudios, el conocimiento, ni la experiencia de Frankowski creo que el Valle de Aézcoa se merecería una enciclopedia, por la cantidad de particularidades que tiene. No me extrañaría que hubiese pasado aquí largo tiempo tomando notas y apuntes.

   Intento esbozar en este trabajo algunas de las cosas sobre las que Frankowski hubiese indagado  -entrevistando a los vecinos, visitando los lugares, dibujando y tomando notas-, de haber venido a Abaurrea Alta en 1918. De cualquier manera, sirva ello para enseñaros algo que estoy segura Eugeniusz querría que vieseis.  

     Se enfoca bajo tres épocas clave, la primera de ellas sería la fecha aproximada en la que fueron fabricadas las estelas, elemento conductor entre Frankowski y Abaurrea Alta. La más antigua de las 74 estelas halladas en el Valle de Aézcoa podría encajar cronológicamente en el S.XV. Dada la diversidad de motivos y técnicas del conjunto se detecta a simple vista una continuidad del uso y de fabricación de estelas discoideas, siendo las más modernas algunas que encajarían en los S.XVII – S.XVIII. Dentro de este tiempo tenemos fábricas y escuelas de cantería más prolíficas que otras.

    Así pues, el primer período a tener en cuenta es el de los S.XV – S.XVIII, ampliables a los S. XIX y XX si nos referimos a piedras de fachada o a la permanencia de la estela de casa como lápida en el cementerio.

   La segunda fecha sería 1918, año en el que Frankowski pudiese haber venido a estudiar las estelas y la vida cotidiana de los aezcoanos. Coincide con la clausura del cementerio parroquial de Abaurrea Alta, hoy museo de Estelas. El valle de Aézcoa estaba a punto de experimentar un fuerte desarrollo industrial con las empresas de Domingo Elizondo, que dotaría al valle de una infraestructura multisectorial que trabajaría en cadena: en 1918 estaba en ciernes la construcción del embalse de Irabia, en la selva de Irati, que canalizaría la potencia hídrica de los ríos de esta parte del Pirineo para transportar madera y generar electricidad. Faltaban unos años para construir la carretera que uniría Abaurrea Alta y Baja con Garayoa y Jaurrieta.

    La tercera fecha sería 2018, año vigente desde el que miramos hacia épocas pasadas para meternos en la piel de Eugeniusz Frankoski pero también en la piel del cantero, de la familia que encargó aquella estela, de la familia que mantuvo la piedra. Mucho ha cambiado el mundo desde entonces y la investigación se vuelve dificultosa: pueblos que han desaparecido, información que se ha perdido, recuerdos que sólo afloran en la toponimia..  

Nayara Tanit Ibáñez, Museo de Estelas de Abaurrea Alta
Abaurrea Alta, Valle de Aezcoa, Navarra
2018

Vista general del pueblo de Abaurrea Alta en la actualidad

Abaurrea Alta: localización, geografía, geología, clima


Lugar, municipio partido judicial de Aoiz perteneciente a la Merindad de Sangüesa y al Valle de Aézcoa.

Datos geográficos según VVAA 1990 Gran Enciclopedia Navarra, TI
Su superficie actual es de 22,4 Km2, una densidad de 9,6 h/Km2 (1986) 215 habitantes de hecho y 227 de derecho. La altitud del núcleo de viviendas es de 1032 m sobre el nivel del mar. Se encuentra a 70 Km de Pamplona, situado en la carretera comarcal NA-140 Burguete – Isaba.
Limita al Norte con Jaurrieta, al Este con este municipio y con el monte Remendia, al Sur con Urraul Alto y al Oeste con Abaurrea Baja.

Datos geológicos y climáticos según VVAA 1990 Gran Enciclopedia Navarra, TI
En el territorio de Abaurrea Alta se pueden distinguir dos unidades geomórficas. Por un lado la superficie de erosión o de denudación de Jaurrieta, que sirve de pedestal o piedemonte al escarpe meridional de la sierra de Abodi; tiene una altitud media de 1.050 metros sobre el nivel del mar y por ella discurre el tramo Suroeste – Noreste del río Zatoya haciendo una muga parcial entre Abaurrea y Jaurrieta.

Desde el punto de vista geológico se trata del flysch con intercalaciones de niveles calizos del Eoceno Inferior plegado y cabalgante hacia el sur. Esta alta superficie domina mediante un festoneado escarpe de calizas dolomíticas del Paleoceno (monte San Miguel, 1128 m, Mendizorroz 1.152 m) a la depresión perfiérica del macizo de Oroz – Betelu, excavada en las margas del Cretácico Superior en la que se asienta Abaurrea Baja. En segundo lugar, la extremidad suroriental del mencionado macizo de Oroz – Betelu, cerca de Baigura (1.477m), formada principalmente por areniscas y conglomerados rojizos del Triásico Inferior. […]

Clima
[…] Las características térmicas del lugar habitado más alto de Navarra son: inviernos largos y fríos, veranos moderados y temperatura media anual comprendida entre 6º y 10º C, según la altitud. Las precipitaciones medias anuales ascienden a 1200-1400 mm, caen en unos 130 días y la innivación es alta. No hay sequía estival y la evapotranspiración potencial media anual es de 600-650 mm. Hayas, pinos y robles son, por este orden, los árboles dominantes en los bosques. Las hayas dominan las vertientes expuestas al norte y noroeste, los robles (Quercus petraea) en las partes más bajas y los pinos (Pinus sylvestris) por casi todas partes. La deforestación hecha mediante talas abusivas e incendios explica que los pastos y matorrales ocupen casi tanto como el bosque.

En su término se localiza el yacimiento arqueológico en cueva de Zatoya, con restos estratificados desde el Aziliense a la Edad del Bronce.[…]

Mapa de la zona en 1920, en verde la Selva de Irati, en amarillo el término de Zozaoz, hoy municipio de Abaurrea Alta

Prehistoria

Nos detenemos en Zatoya para conocer nuestro valle en la Prehistoria de la mano de Barandiaran, I. (1989)

“En esta zona septentrional de Navarra, de las cuencas de los Irati, Zatoya e Isaba, se ubican varias concentraciones de yacimientos prehistóricos. La mayoría de ellos se incluyen en el apartado de la cultura dolménica, siendo las "estaciones" o "sectores" más próximos a Zatoya los de los monumentos de Elke-Corona, de Urkulu, de Abodi - Salazar y más alejados los de Urepel-Ibañeta, Auritz, Idokorri-Ugarra, Leire-Illón y Roncal-Ansó. Los yacimientos en cuevas —funerarias o de habitación— escasean; se pueden recordar el de la cueva del Moro (en Aspurz) y los de la zona de Leire-Illón, a saber las de los Moros de la Foz (en Navascués), de Valdesoto (en Planas/Navascués) y del Padre Areso (en Bigüézal). Su dispersión se debe, sin duda, a carencias de una prospección sistematizada en estas zonas.

En la zona de Iraty, dentro de suelo francés, ha citado J. Descheemaeker, sin demasiado detalle, un sitio al aire libre, el lugar de Artxilondo, con evidencias de industrias líticas atribuidas sin seguridad al Magdaleniense. En febrero de 1988 se ha determinado la existencia de un interesante depósito en una cueva (casi totalmente destruida) en el lugar de Aizpea (Arive). Su excavación, en curso por A. Cava, advierte una ocupación en el Epipaleolítico de faciès geométrica y en época prehistórica posterior.”

     Efectivamente, las campañas de A. Cava permitieron dar con importantes hallazgos en el abrigo de Aizpea (Arive) incluido el enterramiento prehistórico más antiguo de Navarra. Estos dos yacimientos, el de Zatoya y el de Aizpea, se encuentran interrelacionados y se complementan demostrando la existencia de un núcleo poblacional de costumbres nómadas estacionales que recorrieron las cuencas de los ríos del valle de Aezcoa desde el Paleolítico Superior hasta la Edad de Bronce.   

Romanización (-218 A.C – S.V)

     El aezkoano se ajustaría a las descripciones que durante la romanización se hace del pueblo vascon, teniendo el denominante común de ser un pueblo montañés o de carácter Pirenaico. Varios autores coinciden en que la aezcoana es una población típicamente montañesa, de cuerpos grandes y constitución algo mayor que la media. (Urtasun, 1972)
     
Además de tramos de calzada romana, en esta zona encontramos el torreón trofeo de Urkulu (Tobie 1976 y 1982, p. 9-13; Mezquiriz - Tobie 1992 [2004], p. 115) y las cercanas ciudades de Iturrisa (Burguete – Espinal) e Ilumberri (Lumbier). Dentro del Patrimonio inmaterial, algunos de los mecanismos de gestión territorial que conservamos (batzarres, municipios y junta) y derechos o privilegios locales serán herencia del Derecho Latino. 

Alta Edad Media (S VI –X)

     En el año 777 el territorio vascón acordó el tratado de Ahd con el Califato de Córdoba, (mantener su lengua, tradiciones y regidores a cambio de intercambios económicos, no agresión y amparo frente a terceras potencias). Este tratado mostraría tajantemente su vigencia en el año 778 con la derrota del ejército de Carlomagno, Roldán y sus doce pares en los prados de la cercana Roncesvalles. En el cantar de gesta “La canción de Roldan” el pueblo montañés vecino de Roncesvalles que ayudará al ejército sarraceno aparece representado por un jabalí durante el sueño premonitorio de Carlomagno. Este mismo animal (el jabalí) es el que figura en el escudo de armas del valle pasando por delante de un roble.

Heráldica del Valle de Aezkoa en algunas piedras de fachada.

Baja Edad Media (S.XI – S.XV)


     En el año 1056 el Abad de San Juan de la Peña ofreció el término de Santiago de Aibar a repobladores procedentes del valle de Aézcoa.  Aunque no hay constancia de que esta repoblación prosperara más allá del S.XI encontramos a un buen número de personas de linaje aezcoano que se concentran en Sangüesa y Sada durante los siglos posteriores. 

   Estos años en Navarra son muy interesantes porque se desatará un conflicto político entre los reinos de Aragón y Pamplona y se reajustarán las fronteras, por lo que no parece aleatoria la elección de los aezkoanos como repobladores, acostumbrados a lidiar. 
El lugar de procedencia pronto se convierte en apodo o sobrenombre en cuanto se emigra17.
     
   Aunque Yanguas y Miranda opine lo contrario, se acepta históricamente que el pueblo de Abaurrea Alta se formó como un desdoblamiento de la villa de Abaurrea Baja identificándose como la nueva población que Teobaldo I acordó implantar en 1237 con el nombre de Castel Nuevo en el término de Zozaoz, disputado entonces por los vecinos de Abaurrea (hoy Abaurrea Baja) y Ejaurta (hoy Jaurrieta).

     Teobaldo I delimita las fronteras del valle de Aézcoa y Salazar en el río Zatoya y a efectos administrativos, fiscales y judiciales integrará al nuevo pueblo en el Valle de Aézcoa.

     En Aézkoa sabemos de dos ferrerías que aparecen entre 1347 y 1494 , una llamada Aézkoa y otra llamada Susana (Mugueta Moreno, I. 2009)

     En las primeras décadas del año 1400 un ejército de 98 ballesteros del valle de Aézcoa guardaron la fortaleza de Bernedo dirigidos por Juan de Irigoyen y Sancho Sánchez de Abaurrea Baja y Jimeno de Orbara, de Abaurrea Alta. Este Jimeno, Gimeno, Ximeno (1425, 1435) llegará a jurar por el patrón San Miguel y por el patrón San Pedro, reflejando el cambio de patronato que sufrió el pueblo en el S.XV cuando cambia la advocación de San Miguel a San Pedro1.

Abaurrea Alta - Abaurregaina se divide en dos únicos barrios que parten desde el ayuntamiento (antiguo sitio de la casa Ezpelondo), hacia el oeste "Cerealdea" y hacia el este "Lurtaldea".
A la derecha con número, algunos sitios donde se levantaban algunas casas hoy desaparecidas, que llamamos etxakunzes

     Sus vecinos cedieron al rey en 1435 el patronato de su iglesia, la cual fue poco después adscrita por el Papa a Santa María de Roncesvalles. Ese mismo año el Rey Juan II y la reina Blanca ordenan al tesorero del reino y al comisario de la sal en la merindad de Sangüesa que tomen en cuenta el perdón concedido referente a 200 libras que debían Abaurrea Alta y Baja2.


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