El Quebrantahuesos, Gypaetus Barbatos o Ugatza, es un ave rapaz diurna (de la familia Accipitridae).
Es un buitre peculiar que no necesita hurgar en la carne de carroña sino que se alimenta -casi exclusivamente- de los restos óseos, es por ello que tiene plumaje en la cabeza y es fácilmente reconocible. Que sepamos, es la única ave osteófaga que existe en la actualidad.
Aunque es capaz de digerir 20 centímetros de hueso, este ave tiene la curiosa costumbre de elevarse en los cielos con los trozos de esqueleto demasiado grandes en sus fuertes garras para dejarlos caer y una vez rotos comerse los pedazos tranquilamente. Esta misma técnica la usa cuando come tortugas; se alza con ellas al vuelo para dejarlas caer y así romperles el caparazón.
Podemos verlos en el Pirineo, el norte de África, el valle de Rift, Sudáfrica, Grecia y en las zonas montañosas desde Turquía hasta el Himalaya. Fueron reintroducidos en la Cordillera Cantábrica y en los Alpes.
Su envergadura es de unos 2´75 - 3 metros y pesan entre 4´5 y 7 kilogramos, sus alas son largas y estrechas y su cola tiene forma de rombo.
Varían el color del plumaje según su edad; los individuos jóvenes -de menos de un año- tienen el vientre pardo claro, marrón en la cola y en la cara interna de las alas y las puntas de estas, la cabeza y el dorso son de color negro. A estas edades observamos también una marca blanca en el lomo.
Cuando tienen entre uno y tres años la cola es más clara y las plumas de la cara y el vientre se blanquean.
Entre tres y seis años las alas se vuelven grises y las del cuello se tornan marron-amarillentas.
A los seis años el cuerpo y la cabeza son ya de color blanco-amarillento pero mantiene un antifaz negro y a veces un collar. Las alas y la cola son grises y el dorso es pardo oscuro.
En todas las subespecies menos la africana el plumaje de las patas va hasta las falanges.
Se trata de una rapaz silenciosa que se comunica con la cabeza y los ojos.
Son sedentarias.
Las parejas se conocerán y permanecerán juntas de manera monógama toda la vida, se reproducirán en otoño para hacer las puestas de diciembre a marzo. Ambos colaborarán para hacer el nido en una cueva o peñasco protegido del viento e incubarán, también indistintamente, un par de huevos durante dos meses.
Alimentarán a los polluelos sin evitar que uno mate al otro. El superviviente emprenderá su primer vuelo a los cuatro meses y aprenderá la manera de alimentarse con sus padres, este periodo puede durar entre 90 y 250 días tras los cuales se emancipará.
Actualmente, la primera causa de muerte de estos animales censados en los pirineos es la ingesta de tóxicos seguido por mala actuación de cazadores y la electrocución por chocar o apoyarse en tendidos eléctricos.
Su estado de conservación es de preocupación menor.
Simpático el quebrantahuesos... ¿verdad? pues hay una muerte famosa relacionada con su afición de arrojar tortugas:
Un oráculo predijo la muerte del dramaturgo griego Esquilo al caérsele una casa encima así que el buen hombre se marchó asustado de la ciudad, cuando estaba en la montaña un quebrantahuesos dejó caer la tortuga... que le golpeó la cabeza provocándole la muerte.
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