Hoy os vengo con otra entrada un tanto personal y, por ende,
sentimental. Nace del profundo deleite y admiración que siento por estos
bosques, estos silencios, y estas gentes. Seguramente se cuele alguna reflexión
que otra entre medio… pero sabed de antemano que tiene esa razón de ser.
Cómo os conté en alguna otra entrada de Autobombo, yo no soy nacida en
Abaurrea… es bien cierto que lo más importante lo aprendí en el mismo lugar en
donde hoy estoy escribiendo esto… aprendí mucho aquí desde bien joven (a contar a lo grande
cuando en el colegio sólo llegábamos hasta 100, con las estrellas de la vía
láctea.. a no temer y respetar a los animales pero distinguir aquellos que te
pueden causar un mal para alejarte de ellos… a querer aprender una lengua no
por obligación sino por entender lo que se cuentan las abuelas en esas cocinas
al final de un pasillo, a puerta “cerrada” con un tono dulce y meloso… a tener
deferencia con el prójimo, sin críticas aceptándolo tal y cómo es.. )
Llevo un tiempo dándome cuenta de otro gran aprendizaje y la
última vez se lo conté a Pascuala (aquí hay un guiño para todos aquellos que la
conozcan, para el resto será sólo un nombre propio) .. la frase es,
textualmente y tal y como la digo “En Abaurrea Alta me habéis enseñado a ser
mejor persona”.
¡Menuda columpiada! ¡Suena muy potente! ¿no? Pero es cierto
y claro, tal y cómo os lo voy a explicar…
En la ciudad, al menos en la mía, y eso que soy de barrio , la gente se cruza por la calle sin mirarse a los ojos ni saludarse, sin
reconocerse… Aquí todo el mundo se saluda… los vecinos, los viandantes, los que
van con su tractor, los que van en coche, los turistas, en moto, en bici con
casco, en monopatín… Parece una tontería pero es fantástico despertarte con uno
de esos días felices, pletóricos y tener a quien contagiárselo de reojo
mientras pasa, saludándolo con cara de imbécil con la sonrisa puesta…. y lo
mismo del revés… por muy taciturno que
sea tu día se torna feliz al encontrarte con la primera persona en este pueblo.
Otra cosa más…
Será que vivimos aislados y que nieva mucho.. pero aquí todo
el mundo se ayuda o busca cómo ayudarse.. en la ciudad atiendes a
conversaciones coloquiales pero aquí dices eso de “necesito esto…” “que bien me
vendría esto otro…” “me encantaría esto…” tengo que… pero…” y tienen una
especie de oreja evolucionada para buscar cómo ayudarte.
Son tonterías… “jo… me apetece ensalada de tomate pero no
tengo tomates”… (ya tienes a alguien que va su huerta a por cuatro bien
maduros) “se me ha acabado el enjuague bucal” (uy! Pues yo hoy bajo a la
farmacia y te traigo.. ¿de mentol o eucalipto?) “ha refrescado y no tengo leña”
(¿te llevo a casa unos troncos?)..
No lo hacen con afán de que les "debas una" o les devuelvas el favor... es su oreja evolucionada.
Son una suma de tonterías que hacen, en su día a día, de un
pueblo, algo muy inspirador que te invita a ser mejor persona… yo misma he
cambiado “mi oreja de ciudad” a “mi oreja abaurregainatarra –de abaurrea alta-“
así que me encuentro detectando en el prójimo la mínima necesidad, procesándola a
velocidad supersónica y ofreciéndome, si puedo, a ayudar.
El tópico es eso de “pueblo pequeño, infierno grande”.
Cuando me he desbordado en alabanzas sobre mi pueblo en la capital lo han
comentado.. “tu pueblo, estéticamente es muy bonito… pero ¿cómo es la gente?”
No os voy a mentir, claro que no todo el mundo tiene “esa
oreja” con todo el mundo… hay familias encontradas desde hace siglos y gente
que simplemente se caen mal.. exparejas con finales tormentosos, disputas por lindes de campos, carencia de
afinidades entre personas… pero ni de leeeeeeeejos pasa como en otros lugares:
-no he conocido a nadie que haya matado a nadie ni que quiera hacerlo
-no he
conocido a nadie que haya envenenado al gato del vecino
-no he conocido a nadie
que se haya cagado en los muertos de otro a pleno grito..
Los “enemigos” no
gastan su energía pensando en cómo hacer mal al otro.. siguen su vida lo mejor
que pueden y se lamentan de no saludarse cuando se ven por la calle. (O_O)
Está claro que no todo el mundo actúa bien –yo misma guardo
una ristra de rencor por una serie de desencuentros con el prójimo- pero bien
alto digo que no actúan mal tampoco, y menos a sabiendas.
No sé si será la orografía, el clima, el respeto a amistades
ancestrales… pero es cierto –os lo aseguro- que aquí no tenemos un “infierno
grande”.. tenemos un paraíso del que formamos parte todos y nos ayudamos
diariamente sin buscar nada a cambio. Es en la cara Oeste de las curvas de
Pirenne, en la selva, dónde el paisaje, las gentes, la rutina.. te invitan
amablemente a ser mejor persona.
Quizás ocurra esto mismo en el resto del valle de Aezkoa y en el de Salazar o Arce.. sospecho que sí pero
viajo poco como para hacer una labor etnográfica al respecto.. así que “por no pillarme los
dedos” os cuento sobre Abaurrea Alta. Si tenéis miedo de venir por los
habitantes que podéis conocer… aquí queda el rasgo más sobresaliente que
tienen. “te invitan mediante su ejemplo a ser mejor persona de lo que eras”.
¡Menuda columpiada! ¿No?
Vecinos de Abaurrea Alta, fotografía de J. Etxegoien |
¡Podéis comentar debajo! ;)
Llegar a un pueblo del cual a penas no sabes nada(salvo lo investigado en internet) y saludar y CONVERSAR aunque sea de temas que no llevan a ninguna parte salvo como se podria llegar a hacer un buen talo te aseguro que no tiene precio. Nos fuimos con pena pero amenazamos con volver.
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