Pese a que los museos hoy hagan
eventos especiales cómo visitas guiadas gratuitas y talleres, el tema a tratar
este año por este día son las “historias controvertidas, aquellas que no se
pueden contar en los museos” y al hilo de este tema viene la entrada de hoy.
Os voy a contar lo que no se debe contar
sobre el Museo de Estelas de Abaurrea Alta.
Todo empezó cuando en 1996, tras conseguir
el ayuntamiento una cesión del cementerio viejo de Abaurrea Alta por parte del
Arzobispado por 25 años, se aprobó la realización de una obra paisajística en
el lugar. En un primer momento se quería desbrozar, recuperar las estelas y
dejar un espacio ajardinado para disfrute del público, al modo de los
cementerios que abundan en el País Vasco francés, pero se consiguió una
importante partida de dinero de fondos europeos y acabó siendo una obra más
grande, con laberinto, garita de atención al público, baños, jardín y pasarelas.
Aunque la obra se aprobó en 1996 no fue
hasta 1998 cuando el gabinete arqueológico NAVARK S.L y los arqueólogos Mariano
Sinues de Val y Lourdes Avellana extrajeron los elementos funerarios de la
superficie, cartografiaron su posición y los limpiaron.
El informe de excavación ha desaparecido. En
Navark no lo encuentran, tampoco está en el ayuntamiento “a disposición de los investigadores
interesados” y parece que tampoco está en Príncipe de Viana (entidad encargada
de salvaguardar el patrimonio navarro). Sólo hay algunas páginas sueltas sin imágenes
en las que se cuenta la metodología de trabajo y mencionan la diversidad de
estelas encontradas, algunas de las cuales, según su descripción, ahora mismo
se encuentran en paradero desconocido.
La segunda fase fue en 2003 a cargo de
excavaciones Leache, igualaron el terreno moviendo la tierra ya que la
escorrentía había provocado importantes desniveles en el cementerio.
La tercera fase fue el montaje del
laberinto, la recolocación de aquellas estelas que se pudieran poner “más o
menos” en su lugar original sin estorbar, la plantación del jardín y el montaje
de las escaleras y la pasarela. Esto fue realizado por el grupo paisajístico
Humusapiens en el año 2009 y se inauguró el 1 de agosto de aquel mismo año.
Esto es, 13 años desde que se aprobase la obra y 12 años antes de que el lugar,
en teoría, volviese a ser devuelto al Arzobispado.
No han pasado aún ni 8 años desde que “abriera”
sus puertas y se ven graves fallas en su ejecución: Tuberías rotas, baños
inutilizados, lamas desprendiéndose de las escaleras que suben a la pasarela,
vegetación plantada en lugares inaccesibles, bancos en la zona de descanso
rotos o torcidos, estelas que no se pueden ver bien por el planteamiento del
laberinto, cortocircuitos en el sistema eléctrico…
Lo más grave es que aquél proyecto aprobado
no contaba con un plan de viabilidad, conservación ni explotación, de manera que una vez
ejecutada la obra no había nadie contratado para enseñarlo o mantenerlo abierto
y hacer las labores de jardinería: había que pedir cita previa por teléfono y
tanto el guion de las visitas guiadas cómo los papeles que se entregaban tenían
numerosos fallos. Por lo que he podido ver, el discurso que se daba era en
torno a la obra paisajística y las estelas eran “esas piedras con las que te
tropiezas cuando te pierdes por el laberinto”.
Sobre las cifras y lo que costaron los
elementos que tenemos… contaros que el grueso del presupuesto se fue en plantas,
muchas de ellas autóctonas y hubo algún otro “elemento decorativo” de coste
astronómico (lo que ganaría yo atendiendo a 800 personas) que se rompió por la
nieve.
En estos años, calculo que habrán pasado por
aquí 3000 personas que se han encontrado “el jardín de estelas” cerrado. Desde
que se abre con horario regular algunas de esas 3000 han conseguido, por fin,
entrar.
Menuda “historia controvertida para contar
en un museo” ¿eh?
Y dejo lo mejor para el final, al estar
escondido (el cementerio no se ve desde la carretera pues lo tapa la iglesia de
San Pedro) lo lógico hubiese sido señalizarlo… y lo señalizaron con dos
carteles, uno en la trasera de la iglesia y otro en un contrafuerte de la
fachada delantera..
Os presento el cartel horrible, sin color y
que falta el respeto a los difuntos de Abaurrea Alta:
Maravilloso mezclar espíritus, fantasmas y
laberinto… eso si, olvidando lo más importante: el sitio arqueológico, el
paisaje cultural y la importante muestra de arte popular de cinco siglos que
tenemos en este cementerio.
Si el cartel antes me parecía feo, ahora,
después de conocer las historias de algunas personas enterradas aquí, además de
feo me parece denunciable.
Pero bueno, más que centrarme en “lo que se
hizo mal” pongo mi energía en averiguar “cómo hacerlo bien” así que cuando
consiga el dinero lo primero que haré será poner un maravilloso vinilo
coherente con el Museo tapando los carteles y seguir insistiendo para arreglar
lo que tenemos roto, porque, pese a todo esto escandaloso que os he contado es un lugar bonito, interesante y agradable para visitar y trabajar en él.
¡Hasta aquí este pequeño granito de arena
para celebrar el día de los Museos con todos vosotros! A ver si el tema a tratar el año que viene es más agradable ¡Un saludo!
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