martes, 2 de octubre de 2018

El Chochín - Troglodytes troglodytes


        A principios de esta primavera un pajarillo al que no tenía fichado llamó mi atención. Se trataba de un Chochín común (Troglodytes troglodytes) al que me costó bastante identificar, estaba posado en una rama desnuda del cerezo y cantaba con una potencia asombrosa ¡parecía mentira que un pájaro tan pequeño hiciese tanto TANTO ruido! Y es que su pequeño tamaño llamó mi atención, para clasificarlo busqué en internet “pájaro pequeño” “pájaro compacto” “pájaro comprimido”, porque esas eran las palabras que se me venían a la cabeza al verlo posado con la cola levantada, de par de mañana y sin dejarme dormir.

   Coloquialmente y según la zona se les llama chochines, saltaparedes, sotorreyes, matracas, matraquitas y cuchareros, su nombre en euskera es txepetxa.
El nombre científico, Troglodytes, significa “cavernícola” y se debe a que este pajarillo tiene la costumbre de pasar la noche, cazar o hacerse el nido en las cavidades que encuentra.

Aunque me hubiese gustado tomarle esta foto, no es el caso. Esta foto es del usuario Le poidesans de Flickr

El Chochín Troglodytes Troglodytes es la única variedad de su familia (Troglodytes) que no procede de América si no de la región Paleártica (Europa, Asía y norte de África), en la península ibérica es bastante frecuente, en ella elige la mitad norte (subespecie nominal) y las áreas montañosas del sur (subespecie Troglodytes kabylorum) para asentarse. En Galicia mismo es la segunda especie más abundante.

Podemos verlo en medios forestales y húmedos, preferiblemente bosques de árboles caducifolios y mixtos, también en el sotomonte arbustivo.
En invierno busca la compañía con sus congéneres y es frecuente ver pequeñas bandadas de chochines.

Se alimenta únicamente de insectos (alimentación estrictamente insectívora) y en su dieta encontramos tanto insectos adultos como larvas, ciempiés, orugas y arañas.

Foto del chochín común, troglodytes troglodytes tomada de esta web.

     Tiene el pico pequeño, fino y puntiagudo y acostumbra a mantener la cola erguida. Su plumaje es de color pardo jaspeado en algunas zonas, con las alas y cola rayadas en un tono más oscuro que el principal y el vientre y pecho clarea. Rodeando el ojo tiene una línea más oscura que se alarga hacia la nuca, dando la sensación de que se haya perfilado el ojo, sobre esta línea una pequeña franja más clara.

 De carácter vivaz, es uno de los pájaros más pequeños que podemos encontrar en Europa, pesando unos 10 gramos de peso y midiendo de 9 a 10 cms y medio de largo y de 13 a 17 cms de envergadura alar.

El chochín es polígamo, esto es, el macho construye varios nidos en lugares diferentes hacia donde atraerá a las diferentes hembras. Una vez la hembra sucumba a los encantos del pajarillo ocupará el nido, que, a simple vista, parece una bola y lo recubrirá de plumas.

El nido tiene forma redonda y está hecho con musgo, hojas y hierbas entre el matorral o aprovechando las cavidades que le otorgan el nombre y tiene una pequeña entrada lateral. Se sitúa a media altura, no muy alto.

Tras el apareamiento, que tiene lugar en primavera, pondrá de 3 a 9 huevos –siendo lo habitual de 5 a 8- de color blanquecino con pequeños puntos pardos e incubará los huevos en solitario. Esto suele ocurrir hacia finales de marzo, o periodos más fríos, mediados de abril.

Pareja de polluelos de chochín camuflados entre la hojarasca, foto tomada en Abaurrea Alta. 

    Tras la eclosión de los huevos ambos progenitores alimentarán a los polluelos, que se convertirán en volantones pasados unos quince o diecisiete días, finalizando la crianza en abril (en los lugares cálidos) o finales de junio - principios de julio (en los lugares más fríos, como es el caso de Abaurrea Alta).

No siempre los chochines corren tan buena suerte, los nidos que hacen muchas veces son ocupados por el cuco, quien arroja los huevos del troglodytes y pone los suyos propios.

    Durante la primavera y comienzos del verano fui testigo sin querer de todo esto que te cuento, después de aquella mañana viendo a esa bolita de plumas de cola erguida cantando fuertemente desde la rama del árbol no tardé en verlo acompañado de su pareja, revoloteando entre la hiedra. Unas semanas más tarde les veía en sucesivos vuelos hacia una zona pegada a la casa y no parecía asustarse por mi presencia.

    Una tarde me pegué un buen susto, pues había dejado la puerta abierta y al bajar para coger algo en la despensa tres bultos salieron volando del rellano. Cuando salí al jardín pude ver como una bandada de pájaros (unos 8 individuos) se esparcían en direcciones diferentes; eran los dos progenitores y las seis crías que estaban en pleno aprendizaje de vuelo. ¡Menuda sorpresa me llevé! Desde aquel día no les he vuelto a ver, supongo que tendré que esperar hasta el invierno, cuando con las nieves escasea el alimento y es más frecuente verlos.

Bolita de plumas durante una incursión en una casa de Abaurregaina

   Doy fe de su habilidad para camuflar el nido, ya que por mucho que he buscado y mirado en la zona en la que sé que estaba (era la zona a la que no paraban de volar con alimento en el pico) no he sido capaz, aún, de encontrarlo.

Bueno, pues hasta aquí lo que he podido aprender sobre el chochín común, txepetxa o troglodytes troglodytes “la bolita de plumas ruidosa”.

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