El ciervo, Cervus elaphus, es una de las
especies más abundantes en nuestro territorio. En la península podemos
encontrar dos taxones de la subespecie Cervus elaphus, por un lado tenemos la
Cervus elaphus hispanicus y por el otro la Cervus elaphus bolivari. Se incluye
en el IUCN del 2015 como de Preocupación menor.
Se trata de una especie de interés cinegético
desde la prehistoria, su piel se ha utilizado para hacer cuero, su carne como
excelente comestible y con su cornamenta no sólo se realizan elementos
decorativos, también otros más útiles como anzuelos, o mangos de navajas y
cuchillos.
Aunque desde el punto de vista censal el ciervo
no corre peligro sí que se encuentra amenazado por la alteración genética
provocada por el hombre: En las últimas décadas se ha detectado la entrada de
ejemplares europeos, como el Cervus elaphus hyppelaphus que han sido
introducidos para cruzarlos con los autóctonos y producir individuos con una
cornamenta más vistosa que usar como trofeo.
Está presente en la mayoría de los hábitats de
la península, siempre que cuenten con praderas y refugios de zonas arboladas.
Utiliza preferentemente las áreas de transición entre bosques y cubiertas de
arbustos hacia otras áreas más abiertas como campos y praderas. Su distribución es en núcleos aislados con
elevadas densidades (pudiendo sobrepasar los 40 individuos por km2) y rodeados
de áreas de nula o baja densidad.
Se alimenta principalmente de noche,
especialmente durante los crepúsculos, situándose para ello en zonas abiertas
mientras que el descanso lo realizan en las horas centrales del día en las
zonas cubiertas.
Su alimentación se combina entre el pastoreo de
herbaceas y el ramoneo de pequeñas plantas leñosas, ingiere plantas herbáceas durante
el invierno y la primavera y aumenta su ingesta de plantas leñosas y frutos
durante el verano y el otoño. Prefiere los prados con plantas del género
Agrostis y evita aquellos abundantes en el género Brachypodium.
Aunque evita pueblos y carreteras,
frecuentemente podemos verlos entre los bosques y las zonas urbanas.
Los ciervos frotan los cuernos con los árboles
que delimitan los bosques y los grandes claros. Machos y hembras forman grupos separados y
sólo se juntan en épocas de celo. La manada de hembras es liderada por la
hembra de más edad conviviendo varias generaciones mientras que en el grupo de
machos se juntan más o menos todos de la misma edad.
En su pelaje predominan los colores marrones,
con el vientre y la zona del ano más claro pudiendo ser casi blanco. La cola es
corta y tiene un tono marrón más claro que el resto del cuerpo.
Las hembras poseen 4 mamas en la región
posterior del vientre y carecen de cornamenta.
Los machos alcanzan su madurez reproductiva
desde los 6 hasta los 9 años y desarrollan a partir de su primer año de edad
cuernos de origen óseo que renuevan anualmente, estos son usados durante las
luchas en periodos de celo y están formados por un tronco central que se va
ramificando en puntas.
La esperanza de vida del ciervo macho es de 12
o 13 años, las hembras son más longevas y suelen sobrepasar los 20 años.
Los machos adultos miden de cabeza a cola entre
1,60 a 2,25 m., siendo su altura a cruz de entre 90 y 110 cm. Pesan entre 100 y
150 kg. Las hembras son más menudas y miden entre 1,60 y 1,95 m de cabeza a
cola y pocas veces sobrepasan los 100 kg de peso.
Las medidas y peso dependen mucho de las condiciones
climatológicas y la densidad de población y por eso abarcan tanto margen.
Se estima que la cornamenta se desarrolla a un
ritmo de 2 cm al día.
En el ciervo adulto se pueden llegar a apreciar, de abajo
a arriba, dos pares de puntas luchaderas, un par de puntas centrales y un
número variable de puntas en la parte superior a la que coloquialmente se le
llama corona.
La cornamenta se desarolla gradualmente y alcanza su esplendor en
torno a los 7 u 8 años, a partir del noveno año la cornamenta va mermando
anualmente con menor número de puntas.
Con un año de edad pueden poseer un par
de varas no ramificadas, la apariencia de esta primera cornamenta viene marcada
por la cantidad de leche que recibió de la madre, al segundo año tendrán ya de
6 a 12 puntas y aumentarán de tamaño y número en los años posteriores.
El ciervo es un mamífero poligínico, esto es,
los machos basan el éxito reproductivo en el apareamiento con cuantas hembras
les sea posible y las hembras crían en solitario.
La época de celo suele ser en
septiembre, de modo que la gestación dura entre 235 y 240 días y los partos
suelen producirse en el mes de mayo, pero esto puede variar en función de la
disponibilidad de alimento en primavera, pudiendo adelantarse o retrasarse el
cortejo.
Desde que cumplen los 2 años de edad las
hembras son fértiles y pueden gestar una cría por año, no todos los partos se
llevan a buen término así que el índice de prolificidad es menor que uno.
La época de celo de los ciervos se conoce coloquialmente como
berrea o brama, hace referencia al sonoro bramido que emiten los machos en esta
época.
La berrea se emplea como una señal dirigida a otros machos para
mantenerles a raya sin necesidad de entrar en lucha. La duración de la berrea
suele ser de unos 25 días y durante esta los machos se desplazan a las zonas
donde hay más hembras.
Después de nacer en el mes de mayo los
cervatillos son amamantados durante al menos cuatro meses. Al destete, las
crías de sexo femenino pesarán unos 48 kg mientras que los machos pesarán unos
54 kg. Estos pequeños cervatillos poseen un pelaje muy característico con un
fondo marrón y manchas o pintas blancas.
Los rastros del ciervo
Las huellas del ciervo son inequívocas; se
aprecian dos marcas de pezuñas de 6 o 7 x 8 cm en el macho y de 4 o 5 x 6 cm en
hembras, la de la pata delantera es siempre más abierta y la silueta de la
pezuña de la hembra es algo más afilada. Los excrementos son de color negro en
fresco y de color pardo cuando están secos, tienen forma cilíndrica y con un
extremo redondeado y el otro puntiagudo, de más o menos 2 x 2,5 x 1,5 cm.
Para saber más
DICHOSOS LOS QUE PUEDEN VIVIR CERCA DE ESTOS SITIOS DONDE VAGAN LOS CIERVOS, VISITARLOS, DISFRUTAR DEL PAISAJE Y DE ESOS MARAVILLOSOS ANIMALES...
ResponderEliminar