¡Hola! Tenía preparada otra entrada pero quería compartir con vosotros algo especial que me ha pasado hoy en Abaurrea Alta (el pueblo más bonito del mundo).
¡He atendido a mi visitante número 1000 en el Museo de Estelas de Abaurregaina (@Hilarriak)!
Me he puesto nerviosa cuando tenía la sorpresa preparada y esperaba a que llegase.. |
Mil caras llevo vistas en este jardín-cementerio. 1000 historias escuchadas, 1000 recuerdos que atesoro en forma de cuaderno de registro... a veces me gusta leer las anotaciones sobre cada una de esas 1000 almas que he tenido la suerte de conocer.
Ahí van las dos chicas catalanas que se quedaron atrapadas en Navarra alargando su estancia improvisadamente.. que cuando pensaban salir de Aezkoa dirección al Zinemaldi de San Sebastian se pararon a preguntar el camino en la oficina de Turismo y cayeron rendidas ante las propuestas de nuestro desconocido valle. Las escucho cantar el No te vayas de Navarra y sonrío.
Ahí van ese grupo de familias de Madrid que no atendieron a mis explicaciones porque venían cargados de niños de 5 y 6 años y estaban extasiados viendoles a ellos seguir mis directrices para encontrar los dibujos labrados en las estelas...
Allí va aquel jóven de La Rioja que me supo describir una estela de manera técnica y perfecta usando las palabras "raras" que le había ido enseñando... Y por ahí la mujer que se emocionó al pensar en cómo haría ella su estela... una espiral infinita...
Por allí juegan al minotauro aquellos niños de Tarragona y también se vuelven a besar aquella pareja jóven y enamorada que entró sólo para hacerse un selfie y resolvieron el laberinto en tres minutos.
El estudiante de historia del arte que admira mi trabajo, la fan de David Bowie que parece sentirse más dentro del laberinto que nunca, la anciana mujer argentina a la que le brillan los ojos de tanta belleza que detecta en las piedras, también veo pasar a aquellos que habían estado antes y repitieron la visita cuando empecé a trabajar aquí, parecían medir al milímetro mi aptitud para el puesto... no tardaron en recomendarles a otros que repitiesen también porque les había parecido algo nuevo. El chaval que juega a Pokemon GO esta vez encuentra a Pikachu en la estela número 10 y no a Squirrell...
Me hace feliz ver de nuevo a aquella cuadrilla de Escaroz y a las dos mocetas de Garralda que vinieron el otro día. ¡Qué feliz me hace que se me cuele algún vecino entre tanto visitante de tierras lejanas!
De verdad, mil historias.. mil caras, mil recuerdos que me hacen feliz y con los que me emociono cuando miro hacia atrás.
Por allá van grandes amigos que he hecho gracias a estar aquí de cara al público: están mis amigos de ese pueblo dónde nace el Nervión y mis amigos que se acuerdan de mi diariamente desde Pamplona.
Investigadores, cómplices, amantes del patrimonio, empresarios que me dan ideas, turistas que callejeando se encuentran con este rincón, personas que entran perdidas y salen enfocadas con energía para retomar su rutina de otra manera.
Para eso sirve un Museo en el que, de manera velada, se reflexiona sobre la vida y la muerte. Sobre el legado y cómo queremos ser recordados. Sobre la familia y el lugar en el que se habita.
Entre las hiedras del laberinto aún veo al profesor de bachillerato sueco, al fotógrafo de la revista de moda, a mi visitante número 100 posando orgulloso con su placa conmemorativa, al blogger buscando un artículo nuevo para su web de viajes, a la editora de una revista funeraria..
Me vuelvo a reir a carcajadas con aquella chavala de Bilbao tan intensa, me emociono de nuevo con las felicitaciones a la salida, con los abrazos.. y vuelvo a rechazar propinas que los mismos que buscaban un descuento a la entrada me quieren meter en el bolsillo cuando nos despedimos.
Todos se han quedado aquí sin saberlo... ¡ya vas a ver cuando vuelvan y se den cuenta de que nunca se fueron!
1000 gracias
Abaurrea Alta, 14 de Octubre de 2017
Nayara Tanit - Turismo Abaurrea - Hilarriak
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