-Abaurrea Baja, una anciana madre
Abaurrea Baja, una anciana madre
Abaurrea Baja es la madre. Abaurrea Alta, la hija. De la
primera nació la segunda y con el paso del tiempo, como pasa también con las
personas, la hija fue superando en vigor a su madre. Hoy Abaurrea Alta, con sus
127 habitantes, casi cuadruplica la población de Abaurrea Baja (35 en 2016).
Ya
desde antiguo, el espacio que hoy ocupa Abaurrea Alta fue recogiendo los
excedentes de población de la localidad originaria, donde las tierras eran más
pobres en pastos y en superficie agrícola aprovechable. Cuando se vive de la
tierra, la tierra manda, y en este caso se decidió dividir a los vecinos, que
fueron construyendo bordas y cabañas para aprovechar mejor los prados del
altozano.
En 1237, el rey Teobaldo I decidió crear la población de
Castillonuevo (la actual Abaurrea Alta). Una de las principales razones, acabar
con los pleitos entre abaurreanos y sus vecinos del valle de Salazar que
también deseaban esas tierras. Durante un par de siglos se consideraron las dos
Abaurreas el mismo pueblo. Es en el libro de Fuegos de la merindad de Sangüesa
fechado en 1427 cuando ya se diferencian. Allí aparecen cómo Abaurrea de Suso
(o de arriba) e de Yuso (o de abajo). Aún así todavía formarían un solo concejo
hasta que, en 1845, Abaurrea Alta creó su propio ayuntamiento.
Abaurrea Baja posee el monumento más antiguo y valioso de
ambas localidades: la iglesia de San Martín de Tours. Es un templo gótico del
siglo XIV que conserva bien sus trazas medievales. Muy poca escultura adorna el
exterior de la iglesia, sólo los capiteles con motivos vegetales de su portada,
que se embellece con cuatro arquivoltas. La torre apenas sobresale sobre el
cuerpo de la iglesia. Es como si la humildad del pueblo se trasladara también a
su torre campanario. Como si la misma iglesia quisiera no destacar demasiado.
En su interior nos espera una hermosa y amplia nave con
bóvedas de crucería. La cabecera poligonal enmarca el presbiterio, al que se
accede a través de una reja gótica del siglo XVI. Destacan también el púlpito,
la sillería y un facistol barroco del siglo XVIII. Muy interesante es la
balaustrada en piedra del coro con dos escudos. Uno tiene especial importancia,
porque probablemente es una de las representaciones más antiguas del escudo de
Navarra.
El otro es el escudo del valle de Aezkoa, un roble
atravesado en su base por un jabalí. Este escudo lo utilizan como propio todos
los municipios del valle. El jabalí representa el valor en el combate. Esto nos
recuerda que soldados aezkoanos formaron parte de la guardia de Sancho el
Fuerte. El roble del escudo simboliza la tradición y la fortaleza.
En la iglesia falta mucho por hacer y restaurar. El templo
es el reflejo del pueblo, se respira un aroma de romántica decadencia. Es ese
ambiente de lugar antiguo y tranquilo que poco a poco se va apagando, según va
quedando despoblado. En 1950 vivían en Abaurrea Baja 150 personas. En menos de
70 años ha perdido casi el 75 por ciento de su población hasta convertirse en
el municipio menos poblado de Aezkoa. Podría imaginarse que Abaurrea Baja es
como esa madre ya anciana que se sienta al fresco dejando pasar el tiempo
frente a la casa familiar, recordando otros tiempos.
Un pasado, el de las Abaurreas, que no fue sencillo. El duro
clima y la pobreza del terreno hicieron que aquí sólo se diera una agricultura
de subsistencia. Tal era la escasez de tierras de calidad cultivables que los
campos daban trigo para fabricar pan sólo para medio año teniendo que traer de
otros lugares el grano restante a cambio del dinero obtenido de la venta de
cabezas de ganado.
La ganadería siempre ha sido una de las fuentes económicas
principales de las Abaurreas y del Valle de Aezkoa. Principalmente el vacuno de raza pirenaica, que proporciona carne de la mejor calidad. En las últimas
décadas, la siembra de patata para semilla se ha convertido en otra de las
actividades principales. También la explotación maderera contribuye al sostenimiento
de los ayuntamientos. Aún así, la sangría de los jóvenes que prefieren los
atractivos de la ciudad no para. Abaurrea Baja, la madre anciana, no olvida a
los que se fueron.
Antes de abandonar esta localidad, podemos conocer parte de
su patrimonio natural en una propuesta sencilla e interesante siguiendo la
pista del sendero local SL NA – 50B que, desde las cercanías de la iglesia de
San Martín de Tours, nos lleva a la cueva de Asketaldea. Al finalizar este
artículo se describe la propuesta de forma pormenorizada.
Tras visitar la cueva de Asketaldea emprendemos camino hacia
Abaurrea Alta. A la salida del pueblo nos encontramos con otro de los
monumentos de Abaurrepea: un bonito crucero renacentista. ¿A cuántos
abaurreanos ha visto esta antigua cruz marchar hacia el nuevo pueblo, hacia el
caserío que parece querer buscar las alturas del valle? Más de uno persignaría
ante el crucero pidiendo un futuro mejor.
Sigamos los pasos de aquellos que hace siglos se
trasladaron, desde el lugar en que nos encontramos a Abaurregaina o Abaurrea
Alta. Allí nos espera el “Balcón de los Pirineos”.
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