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viernes, 20 de marzo de 2020

Salvemos Belagoa 2/2 , Revista Lurraren Bizia n.22

Aquí la continuación de "Salvemos Belagoa 1/2" artículo de la revista Lurraren Bizia n.22 (año 1993) escrito por  Alfredo Rueda Diez, biólogo miembro de Anat-Lane, con fotos de Aimar Gabirai

Una práctica controlada del esquí de fondo no es incompatible con la preservación de Belagoa. Por ehemplo, la carretera que une Isaba con Sta Garazi es una pista inmejorable para este deporte, basta con no pasar el quitanieves. 


Nuevas amenazas

En la primavera de 1992 la nueva Junta del Valle del Roncal, elegida en 1991, inicia los trámites para ampliar las infraestructuras dedicadas al esquí planteando, incluso, la intromisión en zonas de la Reserva Natural como Eskilzarra. El 29 de octubre de este mismo año (1993) aprueban el proyecto que en una primera fase plantea las siguientes obras; ampliación de las pistas existentes (Eskilzarra, Bortuzko, El Ferial, Zanpori y conexiones entre éstas) desde los 3,2 metros actuales a 6 metros, apertura de nuevas pistas en las zonas de Zanpori y Zemeto, excavación de trincheras y voladuras de rocas para eliminar “pasos peligrosos”, construcción de nuevos aparcamientos en El Ferial, desviación de la regata y desecación de la zona húmeda del Llano de Eskilzarra, nuevas señalizaciones y la construcción de cinco edificios dedicados a actividades hosteleras para cuyo abastecimiento de agua se captará de las escasas fuentes de la zona.

El valle de Belagoa es visitado por un gran
número de personas. 
Pero quizás, lo más preocupante de todo sea la propuesta de utilización durante todo el año de las pistas y refugios proyectados. De hecho si el impacto de la práctica del esquí nórdico puede considerarse moderado en época de innivación, el impacto se tornará crítico e irreversible en caso de fomentarse las actividades el resto del año.

El 15 de diciembre de 1992 este disparatado proyecto logra el espaldarazo definitivo por parte del Departamento de Industria, Comercio, Trabajo y Turismo concede 117 millones de pesetas a la Junta del Valle para la realización de las obras en los próximos años.

Para los conocedores de estos parajes no queda la más mínima duda de que este proyecto supone la urbanización definitiva de Larra-Belagoa y un impacto irreversible sobre su medio ambiente. Esta no es una afirmación gratuita sino que se deduce aplicando la técnica de los escenarios comparados tras observar la huella permanente que han dejado las pistas construidas en 1988 y 1989. Las excavaciones y taludes realizados entonces no logran ni recuperarse ni integrarse en el paisaje, y las revegetaciones planteadas han sido un rotundo fracaso. No hay que olvidar que las comunidades del piso subalpino son tremendamente complejas y se han conformado tras un largo proceso de evolución en unas condiciones físicas muy adversas para la vida.


La construcción de nuevas infraestructuras hoteleras conllevará el aumento de presencia humana. 

Para la fauna del lugar, con numerosos representantes de especies de montaña amenazadas, se avecina un futuro muy negro en caso de llevarse a cabo el proyecto. La construcción de nuevas instalaciones hoteleras fijas en el corazón de Larra, va a conducir a un aumento desorbitado de la presencia humana incluso en época primaveral y estival, cuando las especies amenazadas que pueblas Larra necesitan mayores extensiones de terreno para desarrollar tranquilamente su ciclo vital.

Especies tan amenazadas como el oso ó el urogallo pueden desaparecer definitivamente de nuestro territorio si se degrada su hábitat por una masiva presencia humana.


La presencia humana ha permanecido en equilibrio hasta nuestros días. 
Además, la ampliación de las pistas a 6 metros de anchura seguramente atraerá actividades mucho más molestas como el 4X4. Por otra parte, la captación de agua de fuentes y la desecación de zonas húmedas, en una zona del karst como Larra, donde la mayor parte del agua filtra, se constituye en una grave alteración del hábitat de la fauna que depende en sus totalidad de estos escasísimos puntos de agua.

Por otro lado, este proyecto no se justifica desde el punto de vista económico ni se le adivina su posible contribución a la mejora del nivel de vida de los roncaleses. El proyecto carece de un estudio de viabilidad económica que justifique esta polarización de actividades en torno al esquí de fondo. Las modas pasan, las ofertas se diversifican y los esquiadores que alcanzan un cierto dominio se aburren en las pistas y prefieren esquiar en lugares abiertos. Además se pretende depender de la nieve, el factor atmosférico más variable e impredecible: a todas luces una empresa muy arriesgada. La proliferación de establecimientos hosteleros en Larra alejará los clientes de los bares y fondas de Isaba y otros pueblos del valle, el lugar más racional para su emplazamiento. De hecho, el gremio hostelero de Isaba ha iniciado movilizaciones contra dicho proyecto.

A la hora de proponer alternativas existe una bien clara: la carretera hasta el portillo de Ernaz, posiblemente la agresión medioambiental más dura realizada en Larra-Belagoa hasta ahora. Es la pista perfecta para la práctica de esquí de fondo, posee la anchura, longitud, altura y pendientes soñadas por los técnicos y no cuesta nada. A la vez su utilización como pista de esquí reduciría su efecto negativo al permanecer cerrada gran parte del año. Así impediría que alrededor de 500 esquiadores invadan La Contienda, dentro de la Reserva Natural de Larra, cuando la nieve escasea, algo que ocurre con gran frecuencia.

Ante estos graves hechos, ya el pasado año, los grupos ecologistas: S.C.N, Gorosti, Eguzki, ANAT-LANE, Lamdazuria, Eki y Asamblea Ecologista de Tierra Estella, iniciaron una campaña de oposición que incluye una recogida de apoyos entre los colectivos de montaña, que continuará hasta el abandono total del proyecto por parte de las instituciones.
En la actualidad el proyecto está paralizado ante la multitud de irregularidades administrativas (entre ellas, la carencia del Estudio de Impacto Ambiental) que presentaba el proyecto presentado por la Junta del Valle del Roncal.

Además, la recién aprobada Ley de Protección y Gestión de la Fauna Silvestre establece una zona de protección alrededor de las Reservas Naturales de 250 m. a 500 m.,la cual deberá ser delimitada en el Plan de Uso y Gestión; en el caso de que dicho Plan no la especifique, como ocurre en Larra, la zona de protección tendrá 500 m,. Evidentemente, esta Ley tira por tierra gran parte de las infraestructuras propuestas, muchas de las cuales rozaban claramente la Reserva Natural.

Aún así, las espadas siguen en alto pues se pueden acometer las obras parcialmente o planear la intrusión en la banda de protección calificando las obras como Proyecto Sectorial de Incidencia Supramunicipal según la Ley Foral 6/86 de Ordenación del Territorio. Esperemos que la racionalidad se imponga y entre todos archivemos un proyecto que supone destruir uno de los más bellos parajes de nuestra tierra.

jueves, 19 de marzo de 2020

Salvemos Belagoa 1/2 , Revista Lurraren Bizia n.22


¡Hola! Haciendo el zafarrancho de limpieza me he encontrado con el número 22 de la revista “lurraren bizia” de Abril de 1993. En ese número aparece un artículo escrito por el biólogo Alfredo Rueda Diez sobre el proyecto de Larra – Belagua que por aquel entonces estaba a punto de desarrollarse.

Te dejo la primera parte del artículo para que le eches un ojo, la verdad es que no sé cómo ha cambiado este rincón del Pirineo pero si tú lo conoces seguro que puedes reflexionar sobre los cambios, positivos y negativos, derivados de ese proyecto.

LURRAREN BIZIA N 22, ABRIL 1993. 
Texto: Alfredo Rueda Diez, biólogo miembro de Anat-Lane, fotos de Aimar Gabirai.



Larra – Belagoa: Nuestro Pirineo nuevamente amenazado.

Larra – Belagoa es uno de los lugares más bellos de Euskal Herria. Su situación geográfica, en el extremo occidental de los Pirineos, le confiere ciertos rasgos de singularidad que se traducen en su paisaje, una fauna y una flora muy peculiares. Pero este atractivo no sólo ha atraído a los amantes de la naturaleza sino que también la ha puesto en el punto de mira de varios promotores de infraestructuras para el esquí.

De sobra conocida para los montañeros y otros amantes de las grandes cumbres, Larra-Belagoa es nuestra pequeña porción de territorio que contiene valores típicamente pirenaicos y de alta montaña. Su privilegiada posición geográfica, en el extremo occidental de la barrera pirenaica y relativamente cerca del mar Cantábrico, le confieren ciertos rasgos de singularidad que se traducen en un paisaje, fauna y flora característicos.

La preservación del entorno natural de Belagoa supone conservar una de las áreas más ricas de Euskal Herria. 

Pero al igual que otros muchos lugares de gran valor natural, sobre estos bellos parajes han planeado y planean proyectos amenazadores. Hace unos años ya, una empresa privada, Etudesa, intentó promover la construcción de una estación de esquí alpino y la urbanización del valle. En 1988 se construyeron varias pistas de esquí de fondo que “acariciaban” la Reserva Natural de Larra (ampliadas posteriormente en 1989), cuyo impacto paisajístico todavía no ha sido corregido.

En 1988 se construyeron varias pistas de esquí de fondo. 

La Junta del Valle del Roncal, apoyada económicamente por el departamento de industria y Turismo del Gobierno de Navarra, ha venido pugnando por la ampliación a 6 metros de estas antiguas pistas, la construcción de un trazado nuevo y varios edificios para servicios y equipamiento, todo ello a escasos metros de zonas legalmente protegidas.

En la actualidad (1993), tras la entrada en vigor a finales de marzo de la nueva Ley de Protección y Gestión de la Fauna Silvestre, el proyecto se ha quedado estancado pues gran parte de las infraestructuras planteadas quedan desechadas al marcar dicha ley una zona de seguridad en torno a los espacios protegidos.

Un espacio a proteger.

Las peculiares características climáticas, geográficas y geológicas que confluyen en la zona de Larra-Belagoa la convierten en un reducto ecológico plagado de particularidades biológicas.

De hecho, estos valores ecológicos no han pasado desapercibidos y en esta área nos encontramos con cuatro espacios protegidos. De las tres Reservas Integrales (figura máxima de protección) declaradas en Navarra, dos se encuentran aquí: Ukerdi / RI-1 y Aztaparreta / RI-2 (Ley Foral 6/10 de Abril de 1987). Además, ambas reservas integrales se hallan incluidas en la reserva Natural de Larra / RN – 12, la cual se extiende por gran parte de los terrenos que ahora nos ocupan, y a su vez todas ellas están dentro de la Zona de  Especial Protección para las Aves de Larra – Aztaparreta (Directiva 79/409/CEE). 

Por otro lado, antes de que finalice 1993 deberá ser declarado el Parque Natural de los Pirineos según establece la reciente Ley Foral de Protección de la Fauna Silvestre. Dicho parque que englobará gran parte del Pirineo navarro, desde Orreaga – Roncesvalles hasta Larra.

En Belagoa están declaradas dos Reservas Integrales. 

Si dentro de Euskal Herria ocupa el extremo nororiental, con las mayores altitudes del territorio, dentro del macizo pirenaico constituye el extremo occidental de la alta montaña. Más al oeste no podemos encontrar verdaderos pisos alpino y subalpino, lo cual se traduce en que Larra y su entorno delimitan el límite biogeográfico de algunas comunidades y de muchas especies.

Desde el punto de vista geológico el macizo de Larra, donde afloran las potentes calizas del Cretácico Superior – Santoniense (“calizas de los cañones”), es una de las zonas kársticas de mayor superficie y mayores profundidades de Europa. De hecho, este macizo viene a ser una especie de “Himalaya” para los espeléologos, pues existen simas explotadas de extraordinaria profundidad y con fenómenos espeleológicos de interés munidal: Suma Bu-56 con 1.388 metros de profundidad explorados, Sima de San Martín…

Desde el punto de vista bioclimático esta área pertenece al dominio hiperhúmedo-ultrahiperhúmedo con unas precipitaciones anuales superiores a 2.300 mm., gran parte de ellas en forma de nieve.

Si nos referimos a la vegetación, en Larra-Belagoa nos encontramos con el límite occidental de distribución de muchas especies pirenaicas como el Pino negro – Leherra (Pinus unciata) e importantes poblaciones de endemismos del Pirineo Centro Occidental (Ej: Thalictrum macrocarpum, Saxifraga hariotii, Lathyrus vivanti), algunos de los cuales han sido descubrimientos nuevos para la ciencia por parte de estudios botánicos recientes.

En cuanto a la fauna, muchas especies tienen aquí su límite occidental de distribución y no se encuentran en otras partes de Euskal Herria: Urogallo – Basoilarra, Perdiz nival – Lagopodo zuria, Mirlo Capiblanco – Zozo papazuria y Perdiz Pardilla – Eper grisa entre las aves; Sarrio – Izartia, Armiño – Katazuri, Mrmota y Oso – Hartza entre los mamíferos.

El polifacético paisaje de Belagoa varía considerablemente según la estación del año. 

Para algunas especies, aunque presentes en otras zonas, esta región ofrece buenas condiciones para su supervivencia. Podemos citar, entre otras, las siguientes: Pito negro – Okil beltza, Pico Dorsiblanco – Okil gibel-nabarra, Gorrión alpino – Elur txonta, Acentor alpino – Mendi tuntuna. Bisbita ribereño alpino – Mendi-txirta, Treparriscos – Harkaitz-txoria, Quebrantahuesos –Ugatza, Águila Real – Arrano beltza, Chova piquigualda – Belatxinga mokohoria, Topillo nival – Elur-sataine, Rata de agua norteña – Iparraldeko ur arratoia, Corzo – Orkaitz y Marta – Lepahori.

Hablando en términos generales, la existencia de un retazo importante de bosque virgen en Aztaparreta y de otros sin huellas de explotación en el pasado en Larra, en un marco general de paisaje humanizado donde las actividades humanas se integran equilibradamente en el entorno natural (al menos hasta ahora), constituyen razones de peso para conservar y proteger estas maravillas naturales como nos han sido legadas por nuestros antepasados y que ya forman parte de nuestro patrimonio natural.


lunes, 24 de octubre de 2016

El Mundo de Los Pirineos: Conquistas y Batallas 1

¡Hola! El número 83 de la revista “El Mundo de los Pirineos” es, nada más y nada menos, que un genial monográfico sobre la Selva de Irati y sus valles.

Entre sus páginas, encontramos un artículo muy interesante sobre las Conquistas y Batallas en esta zona del Pirineo Navarro que viene firmado por el Aezkoano José Etxegoien y que paso a colgar aquí en dos partes. Muchas de las cuestiones que se tratan ya las hemos ido desgranando en esta web por lo que, siempre que proceda, pondré el enlace correspondiente para que, si queréis, podáis seguir leyendo sobre el tema.

El Mundo de Los Pirineos: Conquistas y Batallas 1/2



La batalla de Orreaga (Roncesvalles) del año 778 es quizá la más recordada, que no la más conocida. No se sabe dónde ocurrió, sí que fue en el entorno de la colegiata. Las últimas estribaciones de la selva forman parte del Camino Alto de Santiago, donde pudo acontecer. A lo largo de la historia ha sido un punto de control militar de máxima importancia para la defensa de la Alta Navarra. Y así ocurrió en su conquista. El rey Fernando el Católico llevaba años manipulando y presionando en la política navarra, con el apoyo de un sector beamontés, con Luis de Beamount a la cabeza. Los reyes navarros Juan y Catalina hacían equilibrios entre las presiones de los reyes de ambos países fronterizos.

A veces aliados de unos, otras de otros, Navarra se convirtió en objetivo militar, sobre todo para Fernando de Aragón, que una vez calmados sus enemigos en Castilla, vio que podía controlar Navarra conquistándola. Las tropas del duque de Alba entraron en julio de 1512. La conquista fue rápida. En pocas semanas quedaba escasa resistencia, sólo algunos pueblos aislados como Tudela, los valles pirenaicos y la Baja Navarra.

Fue así como un gran ejército acampó en Auritz-Burguete, rindiéndose los valles pirenaicos. En la Baja Navarra controlaron las grandes ciudades y los valles más cercanos a los Pirineos. Ante los diversos intentos de conquista de los reyes navarros, Auritz Burguete fue esporádicamente campo-base del ejército castellano para controlar los puertos. Fernando el Católico mandó construir un castillo en lo alto del camino, Château Pignon (el Peñón), para controlar cualquier invasión.

Hoy día quedan restos de una escalera de piedra, varios muros o una saetera. El siguiente rey, Carlos V de España viendo la dificultad para defender la Baja Navarra la abandonó a los reyes legítimos, quedándose sólo con la Alta Navarra. La conquista duró de 1512 a 1529.

Pasaron los siglos viendo pasar peregrinos, reyes, ejércitos y viajeros… hasta que a finales del siglo XVIII saltó la Revolución Francesa. Nuevos aires llegaban a Europa, más cuando cayó la cabeza del rey. El resto de los monarcas no consintieron la afrenta y declararon la guerra al nuevo estado: la Convención (1793-95).

En la cordillera los escenarios bélicos fueron en el Pirineo occidental y oriental. Los militares proyectaron fortificaciones en las montañas. En el entorno de Donibane Garazi (Saint Jean Pied de Port) se fortificó: Donezaharre (Saint Jean le Vieux), con su fortín de Belle Ezponda, Zerrapo, Kurutxemendi… así como la zona de Ibañeta: Atxistoi, Lindus, Trona, Astobizkar, Ortzanzurieta, Soroluze, Azpegi… fueron atrincheradas incluso junto a la actual Nuestra Señora de las Nieves y Pikatua.



Las batallas comenzaron. Luzaide (Valcarlos), Banka, Arnegi, Ezterenzubi… fueron de los primeros en arder.

La nieve cubría todavía los montes en mayo de 1973, y los vecinos de Luzaide clamaban venganza. Las tropas españolas y navarras se apostaron en el entorno de Urkulu. Desde Leizar Ateka comenzaron a sonar los cañones que casi llegaban hasta El Peñón, donde estaba el grueso de la tropa francesa. La niebla y la sorpresa del ataque hizo que los franceses y bajonavarros se retiraran hasta Donibane Garazi (Saint Jean Pied de Port). Fue una sangrienta victoria que tendría su venganza.


Al año siguiente, en octubre de 1794, las tropas revolucionarias decidieron realizar un gran ataque. En Erronkaribar (el valle de Roncal) fueron rechazados. En Nuestra Señora de las Nieves, la poca tropa del fortín huyó. En el Orhi dos fortines en el entorno de Pikatua, uno llamado la Trinchera, rechazaron los primeros ataques pero los salacencos hubieron de retroceder y guarecerse en Ezkaroze. Tras quemar Otsagabia, los franceses fueron por la sierra de Abodi a Aezkoa, donde ardieron numerosos pueblos, incluida la Fábrica de Orbaizeta. Por suerte, la orden de quemar la Selva de Irati no fue ejecutada. Por Baztan pasaron rápidamente hasta Eugi, donde dieron fuego a la fundición. Y el camino alto de Santiago lo subieron como el rayo. Las tropas españolas, unos diez mil soldados en Auritz Burguete, quemaron el pueblo y escaparon a Agoitz. Poco quedó en pie en el Pirineo Navarro. 

martes, 1 de marzo de 2016

Los ríos pirenaicos

Hoy tomamos la enciclopedia BAILARRAK donde encontramos un artículo sobre los ríos pirenaicos firmado por Manuel Luis Díaz. 

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"Estos ríos están situados en el nordeste navarro. Limitan al norte con los Valles Cantábricos en los montes de la divisoria de aguas Cantábrico-Mediterráneo (Sayoa, Urkiaga, Adi, Lindus...) y con Benavarra y Zuberoa (Urkulu, Lakora, Arlas, Orhy, Mesa de los Tres Reyes...). Por el este están el Txamantxoia, Ezkaurre, Calveira y la Sierra de Leyre , entre otros, los separan de Aragón. 

Esta zona reúne una serie de caracteres comunes que le dan unidad, pero a su vez presentan gran diversidad interna. 

De forma general, la estructura se caracteriza por una serie de anticlinales y sinclinales orientados en sentido este-oeste. 
El anticlinal situado más al norte forma ya parte del Pirineo Axial, los restantes forman las sierras prepirenaicas como las de Leyre, Illon, etc. 
Los materiales que dominan son margas, calizas y flysch del Eoceno y Paleoceno. En el extremo noreste se presentan margas y calizas del Cretácico Superior. 

De forma general los ríos corren dirección norte-sur y bajan de las alturas pirenaicas que se sitúan en el extremo norte de esta comarca. Todos los ríos utilizan el Ebro como colector, es decir, son todos afluentes de este río y por lo tanto ríos de la vertiente mediterránea del territorio de la Comunidad. 

A causa de la disimetría existente entre la vertiente cantábrica y la mediterránea, estos ríos tienen una longitud superior a los de la Navarra Húmeda. 
La franja montañosa situada al norte de esta zona, y desde la cual nacen estos ríos, presente una clara inclinación ascendente hacia el este, donde se sitúan cimas que superan ampliamente los 2.000m, mientras que en la zona oriental no superan los 1.500m, como el caso de Adi (1.459m) donde nace el Arga. 

En este extremo noreste, donde se sitúan cimas tan importantes como el Añelarra (2.507m), La Mesa de los Tres Reyes (2.434m), el Arlas (2.062m), etc, cabe destacar el conocido Macizo de Larra

Aquí nace el Belagoa (Belagua), que posteriormente se convierte en el Esca, el cual se une al Aragón en el embalse de Yesa. 

Este macizo, de una superficie de unos 100 Km2 entre Navarra, Francia y Aragón, es un claro ejemplo de paisaje kárstico, en el que el agua al atacar la caliza ha formado un atormentado relieve de roca desnuda donde simas, dolinas y lapiaces lo abarcan todo. La permeabilidad del sustrato es total, y a pesar de las abundantes precipitaciones de la zona, no discurre ningún curso superficial destacable, sino que el agua se filtra en su práctica totalidad y fluye principalmente por dos cauces subterráneos a los que los espeleólogos han dado los nombres de San Vicente y San Jorge
Cabe destacar la abundancia de simas, paraíso de espeleólogos y sobre todo la conocida Piedra de San Martín, en la que se han explorado más de 32 kilómetros de galerías. 

.  .  .  .

Una característica importante de esta zona de los Valles Pirenaicos es el efecto de la erosión, principalmente la producida por los ríos, que ha modelado las estructuras originales dispuestas principalmente de este a oeste, es decir, transversales al discurrir de los ríos, originando preciosas foces por las que las aguas logran seguir su camino. 

Estos valles que estamos recorriendo están formados de occidente a oriente por los ríos Arga, Erro, Urrobi - Irati, Salazar y Esca. 
Las zonas deprimidas entre las sierras constituyen valles secundarios que ensanchan a los principales en sus confluencias. Mientras que las altitudes máximas de la zona se registran en el ángulo nororiental, las mínimas se corresponden a los fondos de los valles en el sur (450 metros en el Salazar). 


El régimen de estos ríos es en general el pluvionival, ya que todos nacen a alturas superiores de los 1.300m y participan a la vez de los aportes de lluvia y de la fusión de las nieves. Por ello entre noviembre y abril registran aguas altas con máximas a finales de otoño (lluvias estacionales) y con el deshielo de principios de la primavera. El estiaje les es también característico y coincide con los meses de verano centrándose entre julio y septiembre. 
Sin embargo, las cabeceras de los ríos Esca e Irati se sitúan por encima de los 2.000m, por lo que hay que situarlos dentro de un régimen nivopluvial, por ser abundantes las precipitaciones en forma de nieve. En ellos el máximo caudal se corresponde con el deshielo de principios de primavera y acusan a su vez un estial en los meses de verano. 

Vamos a hacer un recorrido por estos ríos de este a oeste. Empezamos por el Arga. Nace en el macizo de las Alduides en su vertiente sur y atraviesa el valle Esteribar de norte a surEsteribar es un municipio perteneciente al partido judicial de Aoiz y está situado en un enclave que sirve de frontera histórico-administrativa entre las merindades de Sangüesa y Pamplona, y desde el punto de vista geográfico entre la Navarra Húmeda del noroeste y los valles pirenaicos. Es un valle estrecho y alargado que presenta las mayores alturas en su parte septentrional, correspondientes a las estribaciones montañosas de Quinto Real, ofreciendo montañas de cumbres suaves y valles encajonados, formando un relieve plegado en sinclinares y anticlinales. A partir de la localidad de Eugui comienza a descender la altitud y destacan las cimas de Goietan (1.222m), Azegui (1.000m), Baratzueta (1.141m) y Aliseto (912m). En Eugui, tras recibir varios afluentes, ve represar sus aguas para abastecimiento de Pamplona. Acoge a la Ulzama cerca de Burlada y prosigue hasta Pamplona, donde ya sale fuera de los límites de la comarca que estamos analizando.  

El río Arga a su paso por Pamplona

El río Erro forma el Valle de Erro, municipio también del partido judicial de Aoiz. Agrupa a numerosas poblaciones. Presenta un conjunto estructural de anticlinares y sinclinares donde domina la alternancia de calizas y margas. Al norte se sitúa el macizo de Quinto Real, ya paleozoico, de materiales calizos y donde tanto el Erro como sus afluentes han labrado bellas gargantas

Poco antes de Aoiz, recibe al Urrobi que proviene de las alturas de Ortzanzurieta (1.570m), cercanas a Roncesvalles, allí se sitúa el puerto de Ibañeta, paso obligado hacia Valcarlos y Francia. Roncesvalles, municipio con mucha historia, es famoso por la batalla en la que los vascos derrotaron a Carlomagno a finales del siglo VIII
En su recorrido por un precioso valle pirenaico atraviesa las poblaciones de Erro, Zunzarren, Zalba, Linzoain y Urro, entre otras, para reunirse cerca de Aos al Irati. 

El río Urrobi
El río Irati nace en las inmediaciones del monte Orhi, de 2.021m de altitud, donde se unen en el pantano de Irabia, y rodeados de una espléndida masa forestal conocida como La Selva de Irati, los arroyos Utxuria, Urrio y Urbeltz. A partir de aquí surge un curso de aguas netamente pirenaicas. Gracias a este pantano y al régimen continuo de precipitaciones el Irati es un río muy regular y bastante caudaloso. Pasa por Arive, Oroz-Betelu y Artozgui, donde se sitúa el embalse de Usoz. Cerca de Aoiz recibe al Urrobi, importante afluente que proviene de Roncesvalles. 

El río Irati a su paso por Aribe
El río Salazar se forma al confluir cerca de Ochagavía dos arroyos; el Anduña y el Zatoya, que provienen de la vertiente sur de la Sierra de Abodi, que consta de altitudes superiores a los 1.500m, y la vertiente norte de Baigura y Uztarroz. Prosigue en dirección sur pasando por numerosos núcleos entre los que están Escaroz, Oronz, Güesa y Navascués, entre otros, y desde este último rodea la sierra de Illón y se encaja antes de desembocar en el Irati en la conocida Foz de Arbayun, en las cercanías de Lumbier, cortando los materiales de la Sierra de Leire. Es un espectacular cañón de unos cinco kilómetros de longitud por el que discurre el río Salazar encajonado entre los paredones rocosos. La riqueza naturalística de este enclave, tanto de fauna como de vegetación, hizo que se declarara Refugio de Caza en su modalidad de Estación Biológica. 

El río Salazar en su paso por la Foz de Arbayun, foto de Homeaway
El Esca es el río del Roncal, de gran tradición almadiera. Nace al unirse en el Valle de Belagoa varios arroyos como el Mintxate, Belabarca y Belagoa, principalmente, que bajan de los montes vecinos. Constituye este valle de Belagoa un precioso valle glaciar de magníficas dimensiones rodeado de grandes paredes verticales. En él se sitúan alturas que superan los 2.000m ampliamente. Geológicamente predominan las facies de Flysch y la alternancia de potentes bancos de calizas. En Burgui se le une el Binies procedente de la Sierra de Lacuaga.  

El río Esca a su paso por Burgui
El clima general de esta zona pirenaica varía principalmente a causa de la altitud y de su mayor o menor continentalidad. En las zonas más elevadas del norte tenemos clima alpino pero con cierta influencia oceánica, con abundancia de precipitaciones. Los inviernos son rigurosos y los veranos templados, hacia el sur aumenta la insolación y la sequedad veraniega y el clima se hace submediterráneo. Hacia el oeste aumenta la influencia oceánica, con menores rigores invernales y lluvias de reparto más regular. Estas diferencias climáticas se observan tanto en la vegetación como en la actividad humana, así, los tejados de zonas altas como Isaba son muy pendientes para que la abundante nieve resbale mientras que hacia el sur se hacen más horizontales, como por ejemplo en Burgui. 
En las alturas del noreste predomina la vegetación alpina por encima de los 2.000m; en alturas entre los 1.500 y los 1.700m y en la zona de Larra tenemos la reliquia del bosque subalpino de pino negro. El hayedo-abetal, hoy solo presente de forma excepcional en Irati, ocupaba zonas muy amplias de la montaña pirenaica navarra, lo mismo sucedía con el hayedo y los bosques de roble albar

Estos valles configuran la comarca navarra que mayores atractivos ofrece desde el punto de vista paisajístico; magníficos hayedos en amplias zonas, una gran riqueza faunística y sobre todo, unos bellos paisajes tanto naturales como humanizados." 

lunes, 20 de julio de 2015

Tres reductos de vida pirenaica

Abrimos la revista Euskal Herria número 39 y nos encontramos con varios reportajes para conocer mejor los valles pirenaicos de Aezkoa, Salazar y Roncal. Aquí os dejo con el primero de ellos titulado "Tres reductos de vida pirenaica" para que conozcáis lo que se cuenta de nosotros en los medios. 

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Al este de Orreaga - Roncesvalles, puerta de Europa, la cordillera se eleva con perfiles cada vez más altos y violentos. 

Uno de esos impulsos traza la silueta piramidal del Orhi, primer "dosmil" del Pirineo, montaña mágica, cuajo de temores ancestrales: en aquel territorio los dioses se fabrican la nieve, las tormentas y otros fenómenos igual de misteriosos. Después, una escalera de picos como Kartxela, Lakora o Arlas sube hacia los altares monumentales de Hiru Erregeen Mahaia y Auñamendi - Anie. 

Esta tierra ha mantenido hasta nuestros días el rescoldo de una apasionante cultura montañesa. 

La fotografía central del artículo, la sierra de Abodi según el fotógrafo Patxi Uriz

Estas cumbres constituyen un mundo mineral, reverenciado y temido, sin huella humana. 
En sus límites crecen los pastizales de altura, donde ya aparecen los primeros testimonios -dólmenes y crómlech - de aquellos pastores que apacentaban sus ovejas hace milenios, desempeñando un trabajo que perdura hasta nuestros días. Y también colinda con el país de los bosques: hayedos, robledales y abetales vírgenes, y selvas como la de Irati, un océano forestal abrumador en el que resuenan los ecos de los viejos oficios - madereros, carboneros, almadieros -, las leyendas de Basajaun y los relatos de las andanzas de osos y lobos. 

En el regazo de la cordillera se extienden los valles de Aezkoa, Zaraitzu y Erronkaribar, donde ya se asentaron los habitantes más remotos y donde brotaron los pueblos y monasterios medievales que fueron el germen del Reino de Navarra. Aquellos habitantes extrajeron madera, pastorearon ganado, cultivaron las tierras un poco más amables y construyeron pueblos recios de casonas apretadas para soportar los inviernos. Padecieron guerras, hambrunas y emigraciones, pero han mantenido hasta nuestros días el rescoldo de una apasionante cultura montañesa. 

Porque Aezkoa, Zaraitzu y Erronkaribar ofrecen al visitante un escenario delicioso, plagado de atractivos, pero ese paisaje también guarda oficios, costumbres, fiestas, arquitecturas, dialectos, mitos, danzas: los latidos de una vieja vida pirenaica. 

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