viernes, 20 de marzo de 2020

Salvemos Belagoa 2/2 , Revista Lurraren Bizia n.22

Aquí la continuación de "Salvemos Belagoa 1/2" artículo de la revista Lurraren Bizia n.22 (año 1993) escrito por  Alfredo Rueda Diez, biólogo miembro de Anat-Lane, con fotos de Aimar Gabirai

Una práctica controlada del esquí de fondo no es incompatible con la preservación de Belagoa. Por ehemplo, la carretera que une Isaba con Sta Garazi es una pista inmejorable para este deporte, basta con no pasar el quitanieves. 


Nuevas amenazas

En la primavera de 1992 la nueva Junta del Valle del Roncal, elegida en 1991, inicia los trámites para ampliar las infraestructuras dedicadas al esquí planteando, incluso, la intromisión en zonas de la Reserva Natural como Eskilzarra. El 29 de octubre de este mismo año (1993) aprueban el proyecto que en una primera fase plantea las siguientes obras; ampliación de las pistas existentes (Eskilzarra, Bortuzko, El Ferial, Zanpori y conexiones entre éstas) desde los 3,2 metros actuales a 6 metros, apertura de nuevas pistas en las zonas de Zanpori y Zemeto, excavación de trincheras y voladuras de rocas para eliminar “pasos peligrosos”, construcción de nuevos aparcamientos en El Ferial, desviación de la regata y desecación de la zona húmeda del Llano de Eskilzarra, nuevas señalizaciones y la construcción de cinco edificios dedicados a actividades hosteleras para cuyo abastecimiento de agua se captará de las escasas fuentes de la zona.

El valle de Belagoa es visitado por un gran
número de personas. 
Pero quizás, lo más preocupante de todo sea la propuesta de utilización durante todo el año de las pistas y refugios proyectados. De hecho si el impacto de la práctica del esquí nórdico puede considerarse moderado en época de innivación, el impacto se tornará crítico e irreversible en caso de fomentarse las actividades el resto del año.

El 15 de diciembre de 1992 este disparatado proyecto logra el espaldarazo definitivo por parte del Departamento de Industria, Comercio, Trabajo y Turismo concede 117 millones de pesetas a la Junta del Valle para la realización de las obras en los próximos años.

Para los conocedores de estos parajes no queda la más mínima duda de que este proyecto supone la urbanización definitiva de Larra-Belagoa y un impacto irreversible sobre su medio ambiente. Esta no es una afirmación gratuita sino que se deduce aplicando la técnica de los escenarios comparados tras observar la huella permanente que han dejado las pistas construidas en 1988 y 1989. Las excavaciones y taludes realizados entonces no logran ni recuperarse ni integrarse en el paisaje, y las revegetaciones planteadas han sido un rotundo fracaso. No hay que olvidar que las comunidades del piso subalpino son tremendamente complejas y se han conformado tras un largo proceso de evolución en unas condiciones físicas muy adversas para la vida.


La construcción de nuevas infraestructuras hoteleras conllevará el aumento de presencia humana. 

Para la fauna del lugar, con numerosos representantes de especies de montaña amenazadas, se avecina un futuro muy negro en caso de llevarse a cabo el proyecto. La construcción de nuevas instalaciones hoteleras fijas en el corazón de Larra, va a conducir a un aumento desorbitado de la presencia humana incluso en época primaveral y estival, cuando las especies amenazadas que pueblas Larra necesitan mayores extensiones de terreno para desarrollar tranquilamente su ciclo vital.

Especies tan amenazadas como el oso ó el urogallo pueden desaparecer definitivamente de nuestro territorio si se degrada su hábitat por una masiva presencia humana.


La presencia humana ha permanecido en equilibrio hasta nuestros días. 
Además, la ampliación de las pistas a 6 metros de anchura seguramente atraerá actividades mucho más molestas como el 4X4. Por otra parte, la captación de agua de fuentes y la desecación de zonas húmedas, en una zona del karst como Larra, donde la mayor parte del agua filtra, se constituye en una grave alteración del hábitat de la fauna que depende en sus totalidad de estos escasísimos puntos de agua.

Por otro lado, este proyecto no se justifica desde el punto de vista económico ni se le adivina su posible contribución a la mejora del nivel de vida de los roncaleses. El proyecto carece de un estudio de viabilidad económica que justifique esta polarización de actividades en torno al esquí de fondo. Las modas pasan, las ofertas se diversifican y los esquiadores que alcanzan un cierto dominio se aburren en las pistas y prefieren esquiar en lugares abiertos. Además se pretende depender de la nieve, el factor atmosférico más variable e impredecible: a todas luces una empresa muy arriesgada. La proliferación de establecimientos hosteleros en Larra alejará los clientes de los bares y fondas de Isaba y otros pueblos del valle, el lugar más racional para su emplazamiento. De hecho, el gremio hostelero de Isaba ha iniciado movilizaciones contra dicho proyecto.

A la hora de proponer alternativas existe una bien clara: la carretera hasta el portillo de Ernaz, posiblemente la agresión medioambiental más dura realizada en Larra-Belagoa hasta ahora. Es la pista perfecta para la práctica de esquí de fondo, posee la anchura, longitud, altura y pendientes soñadas por los técnicos y no cuesta nada. A la vez su utilización como pista de esquí reduciría su efecto negativo al permanecer cerrada gran parte del año. Así impediría que alrededor de 500 esquiadores invadan La Contienda, dentro de la Reserva Natural de Larra, cuando la nieve escasea, algo que ocurre con gran frecuencia.

Ante estos graves hechos, ya el pasado año, los grupos ecologistas: S.C.N, Gorosti, Eguzki, ANAT-LANE, Lamdazuria, Eki y Asamblea Ecologista de Tierra Estella, iniciaron una campaña de oposición que incluye una recogida de apoyos entre los colectivos de montaña, que continuará hasta el abandono total del proyecto por parte de las instituciones.
En la actualidad el proyecto está paralizado ante la multitud de irregularidades administrativas (entre ellas, la carencia del Estudio de Impacto Ambiental) que presentaba el proyecto presentado por la Junta del Valle del Roncal.

Además, la recién aprobada Ley de Protección y Gestión de la Fauna Silvestre establece una zona de protección alrededor de las Reservas Naturales de 250 m. a 500 m.,la cual deberá ser delimitada en el Plan de Uso y Gestión; en el caso de que dicho Plan no la especifique, como ocurre en Larra, la zona de protección tendrá 500 m,. Evidentemente, esta Ley tira por tierra gran parte de las infraestructuras propuestas, muchas de las cuales rozaban claramente la Reserva Natural.

Aún así, las espadas siguen en alto pues se pueden acometer las obras parcialmente o planear la intrusión en la banda de protección calificando las obras como Proyecto Sectorial de Incidencia Supramunicipal según la Ley Foral 6/86 de Ordenación del Territorio. Esperemos que la racionalidad se imponga y entre todos archivemos un proyecto que supone destruir uno de los más bellos parajes de nuestra tierra.

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