miércoles, 1 de abril de 2020

Pandemia y confinamiento


Venga, voy a ver que sale hoy. 

Empiezo contándote que la entrada de hoy viene aderezada con canciones de mi voz favorita, no están todas las que me gustan, ni siquiera todas las que me flipan, pero si a ti también te gusta la voz y el estilo de Devin Townsend y no lo conoces, estás de enhorabuena pues es un mozo muy prolífico que sigue en activo y tienes más de 1659,77 minutos de buena música por descubrir. 27,66 horas. Un día y cuarto de tu vida escuchando canciones diferentes. Y luego, otro buen número de conciertos, grabaciones en vivo, acústicos, colaboraciones… Vaya, una maravilla. Si le das al play y una no te gusta o te pone dolor de cabeza te animo a que le des al play a la siguiente.. porque muy posiblemente encuentres un disco, mínimo, que te guste. Mis amigos ya saben aquello que suelo decir de “el mundo sería un lugar mejor si todos leyesen a Terry Pratchett, a Isak Dinesen, y escuchasen a Devin Townsend” así que… ¿por qué no intentarlo?



Vaaaale ¿de qué va la entrada de hoy? Pues de todo este lío que tenemos encima con el Coronavirus, el Covid-19. Sé que el tema es serio, sé que el tema es grave. Pero lo que me preocupa realmente es que te sientas feliz en medio de la pandemia, de la claustrofobia, de la ansiedad.



Cada vez que te enfadas veo cómo millones de tus células se suicidan en cadena.. por eso no me gusta que te enfades ni que hagas enfadar a otros. Y tú me dirás… “no no, si yo no me enfado ni hago enfadar a nadie” y yo te diré que eso seguramente es mentira. No hay más que ver las noticias que divulgas, las columnas de opinión que compartes, el tipo de información que decides amplificar.  ¿Esa información provoca enfado? ¿al leerla te enfureciste? ¿te indignaste? Pues cómete tu enfado e indignación y amplifica otras cosas, porque ahora no necesitamos gente enfadada. Yo también leo cosas que me enfadan, que me indignan… pero sé que es lo que se busca con la noticia, provocar justo eso, y que el resto se encargue de divulgarlas, de transmitirlas, de amplificarlas… para tenernos a todos con las células suicidándose.

Y no te digo que no tienes derecho a enfadarte, pero canaliza bien tu enfado y no se lo pegues al prójimo. ¿Cómo lo canalizo yo? Pues dejo que otros griten por mí.



Tampoco te pongas triste por los males del mundo, me explico. Si te ha tocado de lleno, si perdiste a un ser querido, a un amigo, a un familiar… tienes el derecho de sentirte triste. 

Pero no te sientas triste más allá de tus posibilidades.

No podemos pedirle peras al olmo. Nuestra evolución como humanos no está adaptada para ver, sentir y lamentar lo que vemos por una pantalla sin poder intervenir. Las pantallas nos han insensibilizado “a la fuerza”, pues lo que es natural para el cerebro cuando ve una tragedia es intervenir. 

Te pongo un ejemplo; vas andando por la calle y presencias un atropello. Si viste el coche a punto de arrollar al peatón tu instinto te hará agitar los brazos, gritar al peatón y al conductor, advertirles de la tragedia a punto de suceder, a ambos. No tuviste suerte y el coche atropelló al peatón y el conductor paró en estado de shock unos metros más adelante. Tu instinto, de nuevo, te hará pedir ayuda, llamar a emergencias, atender al herido, tranquilizar al conductor. Eso es lo que evolutivamente somos. Así estamos diseñados.



Pero si el accidente lo vemos en televisión o en internet… sabemos que no podemos actuar y el cerebro correrá un velo en tu consciencia. Te hará menos empático con lo que ves, porque esa empatía no sirve para intervenir y cambiar la situación de manera inmediata.

A eso me refiero con que cargues sólo con la tristeza que seas capaz de soportar, y procura que, si te lo puedes permitir, sea poca. Porque cada vez que te pones triste veo cómo millones de tus células se suicidan en cadena.. y no me gusta que te lamentes en vano ni que hagas entristecer a otros.

Claro que tienes todo el derecho del mundo a sentirte triste, pero canaliza bien tu tristeza

¿Cómo lo hago yo? Pues me provoco “un mal de ojos” y dejo que otros me consuelen con cariño.



Evita las fake news y los bulos. Esto está siendo espectacular. Me llegan noticias por las redes pero, por suerte, me entero antes de esas “noticias” por malditobulo. Esto es, leo que se está moviendo una mentira por la red y a veces incluso entro para ver su desmentido por la plataforma de malditos, y después al coger el móvil o revisar la red veo que me han enviado esa noticia como cierta. Por suerte ese suele ser el orden. Ya me ha cambiado la manera de pensar así que si me tropiezo con una noticia apocalíptica la leo al dedillo para ver dónde está el fallo y si no lo encuentro, busco la fuente citada.

Y, permíteme la licencia, pero hay que ser muy cabrón para poner en circulación en estos momentos ese tipo de noticias que sólo busca que entremos en pánico…

Y no quiero que te atemorices ni que te invada el miedo, porque, como ya habrás deducido, cada vez que te asustas (sin motivo real, por las pantallas) veo cómo millones de tus células se caen en cadena como lemmings, una detrás de otra.. por eso no me gusta que te asustes ni que metas el miedo a otros.


El cerebro es maravilloso y utiliza las conexiones entre neuronas que conoce. Si tienes sensación y pensamientos regodeándote en el enfado, cada vez te será más difícil desenfadarte. Y si tienes sensación y pensamientos regodeándote en la tristeza, cada vez te será más difícil tener pensamientos positivos… Y así te quiero. Con pensamientos positivos, porque con ellos tus células son más fuertes y tus anticuerpos más numerosos.. y se pueden dedicar a lo que deben y no a tonterías de menor relevancia, como curarse del miedo, de la ansiedad, de la tristeza innecesarias. 



No te obsesiones (yaaa seeeeeé, ¿cómo no voy a obsesionarme si todo el día están con el mismo tema?) bueno, recuerda lo que te dije de nuestra evolución y de las pantallas. Observa a tu alrededor. Vive y disfruta con tus aficiones, escucha música, lee, haz sudokus, deporte, puzles, pinta un cuadro, canta.. no sé, haz aquello que te sirva como descanso mental para evadirte de la información que te ofrecen las pantallas. Duerme mucho y bien. Ponte música que te guste.




Ojo, que no te obsesiones no significa que actúes convenientemente. Todos debemos pensar, aunque nos sintamos sanísimos, que somos portadores asintomáticos y que cualquier descuido puede provocar el mal ajeno. Extremar las medidas de profilaxis, la higiene propia y de superficies, pensar en la contaminación cruzada… Pero no pienses constantemente en el Covirus. Simplemente acostúmbrate a actuar como contagiado asintomático hasta que científicamente se demuestre lo contrario.



Emociónate y admira lo bueno que tiene el ser humano. Entre toda la gente cabreada y triste también hay gente haciendo cosas realmente maravillosas, gente que sigue trabajando con una sonrisa en la cara, gente que inventa cosas, que ayuda, que aporta. 

En medio de todo esto es fácil hacer una criba de personas. Las personas que aportan algo positivo y las que hacen justo lo contrario, bien por descuido –la mayoría- o con premeditación y alevosía. 

Que quienes se engrandecen en la adversidad sean tu ejemplo e inspiración para ofrecer algo bueno al mundo.  



Yo me siento impotente y miserable porque no hago nada de nada. Sólo estar en casa, trabajar en el GBoDS, escribir en este blog, hablar por teléfono y pintar caritas sonrientes en mi dedo gordo del pie. Pero siento una gran admiración por la humanidad ahora mismo y si antes era biófila… pues ahora veo que también puedo sentirme orgullosa de mi especie gracias a la gente que aplaude para decir “gracias a todos, estamos bien” y a las proezas (grandes y pequeñas) que veo a diario por las pantallas y por la ventana. Me da pena no ponerme en primera línea pero acepto resignada el papel que me toca, sabiendo que a veces es mejor no hacer nada que hacer cosas cegada por mis ganas y que sean contraproducentes.



Alimento esa sensación de admiración y gratitud. Me sobran los motivos. Encuentro que mucha gente invierte su tiempo y energía en ofrecernos cosas para entretenernos en casa y enriquecer nuestra rutina de encierro.

Te contaré un secreto, no aprovecho apenas nada de lo que veo: cursos, tutoriales, libros y comics gratuítos, juegos de tablero para imprimir, ideas para hacer manualidades, plantillas, programas, videojuegos, paseos virtuales, conciertos… todo ello me lo estoy guardando para utilizarlo y disfrutarlo en años venideros. Si, no en meses venideros, en años venideros.



Y es que, para que lo entiendas, ahora te han obligado a vivir 30 días como nosotros lo hacemos los 365: manteniendo la distancia de seguridad, sin cruzarte con casi nadie por la calle, saludando con simpatía reconociendo al prójimo, en silencio, dependiendo de los libros e internet para tu desarrollo académico y personal, buscando maneras (sin apenas medios) para intensificar tus ratos de ocio…

Entiendo que para ti sea un cambio muy brusco pero para mí el cambio ha sido ver que, de súbito, surgen mil y un iniciativas que acortan nuestro desequilibrio económico y social… 

De pronto tenemos las mismas oportunidades para aprender y disfrutar de miles de cosas. 

Hay que racionarlas bien para que duren.



Estamos viviendo un momento histórico muy interesante a todos los niveles. 

Me siento como aquel primer astronauta que vio la tierra desde el espacio… leí la anécdota de que cuando vio por primera vez la tierra desde allí arriba, se habían recogido las imágenes y el mozo aterrizó en la tierra convencido de que aquello cambiaría a la sociedad.

 Pensaba que por primera vez, todos verían claramente que no existen fronteras, que todos estamos en el mismo barco, en esa gran pelota azul.  Pensaba que habría un cambio brutal en las cabezas del ser humano, que nos sentiríamos más unidos que nunca, que todas las discusiones políticas, económicas, religiosas, se zanjarían. Normal que lo pensase… imagínate ver la tierra desde el espacio por primera vez en la historia… pero… 

¡Gixajo!




Ahora yo, y me consta que muchos otros, tenemos la misma sensación que aquel astronauta. Pensamos que si esta crisis no nos cambia, que si tras esto no aprendemos a querernos, a querernos de verdad, los unos a los otros.. ya nada lo hará.

Leí un poema firmado Jules Heme Aquí que lo describe a la perfección:

“….Y cuando la curva del contagio baje
Y los gobiernos anuncien que “lo hemos conseguido"
Por favor
No volváis a la inmortalidad,
No os pongáis otra vez el traje de invencibles
De inquebrantables
De insufribles.
No olvidéis lo que habéis sentido,
por favor,
sed vulnerables para siempre
seguid cantando en los balcones
seguid aplaudiendo a las señoras de la limpieza,
a las cajeras, a vuestras madres,
no olvidéis que sólo sois humanos,
que sois frágiles,
que sois finitos,
y cuidad la vida, el planeta
y a todos los seres del mundo
hasta el día de vuestra muerte
como si hubierais aprendido algo.”



Bueno, pues hasta aquí la entrada de hoy. Prometo no darte la turrada con el monotema y seguir con la línea de este blog. Aún me quedan sitios a los que llevarte, hayedos que describirte, anécdotas y batallitas que contarte, juegos que ofrecerte.. y en eso centraré mis energías.

Cuídate mucho. Sé feliz. Esto también pasará.


PD: Devin Townsend no sólo es mi compositor vivo favorito, si no que también es "de los míos" y está volcando su tiempo de confinamiento en hacer nuevas canciones, mezclas y emisiones en directo. Puedes seguirlo aquí.



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