viernes, 3 de abril de 2020

Sobre la operación Hilarriak 1/2


Hola, esta semana ha sido noticia la recuperación de 6 estelas para el patrimonio nacional y desde el Museo de Estelas de Abaurrea Alta – Abaurregainako Hilarriak, quería contarte lo que en este tiempo he averiguado respecto al tráfico ilegal de estelas discoidales.

Particularmente, vivo en un mundo de piruletas, creo en la bondad y en el sentido común del ser humano y aunque conozco miles de casos de estelas reutilizadas, veo que esto es propio de principios del S.XX y algo inconcebible en el S.XXI.


Durante las Jornadas HilarriCon los ponentes me pusieron los pies en el suelo.

Jon Etcheberry, además de mostrarnos como han detectado tres escuelas de cantería diferenciadas que fabricaban estelas discoidales en Iparralde, nos desveló por qué desde la asociación Lauburu no hacen pública la situación de una pieza inventariada. Es algo que me llamaba la atención pues ni siquiera en el centro de exposición que tienen en Larzabale ponían la localidad concreta de origen y lo expresaban de una manera más amplia.

¿Quieres saber lo que nos contó? Pues que hace 45 años descubrieron que “La Tombe Basque” de L.Colás había servido, no sólo para inspirar a investigadores y artesanos (José Miguel de Barandiarán, Pierre Ucla, José Rota y tantos otros), también había servido de “catálogo de robo”. 



Esto de que haya gente utilizando la investigación altruista para fines delictivos es un rollo.

Pienso en los etnógrafos, investigadores de seguridad informática.. etc que no pueden publicar sus trabajos y ponerlos a disposición del público porque son conscientes de que algún desalmado puede utilizar esa información para mal. 

Es una pena no poder mostrar el plano de una casa típica de Ayechu porque entre el millón de personas que pueden verla, un imbécil podría utilizarla para planear un robo.. y lo mismo con los muebles, útiles de labranza o cosas maravillosas de mucho interés cultural que la gente puede tener en sus casas a día de hoy. Hay que hacer como la asociación Lauburu y “anonimizar los datos” para evitar eso mismo, lo cual es un engorro para la investigación, pues has de contactar con el autor del artículo y pedirle que te ponga en contacto con la persona que guarda eso que te sirve en tu investigación.

Pedro Zarrabeitia Miñaur, en su libro de estelas discoidales de Euskal Herria recorrió el territorio para buscar las estelas de “La Tombe Basque” y de “Estelas Discoideas de la Península Ibérica” de Eugeniusz Frankowski. Decía que un gran porcentaje de estas habían desaparecido, no recuerdo el exactamente el porcentaje.. pero aterraba la cifra.

Sabiendo esto, yo seguía viviendo en mi mundo de piruletas.. “que si, que han desaparecido.. pero seguro que desaparecieron a principios o mediados del S.XX… cuando había menos conciencia y todo eso…”

Pero luego tocó dar paso al resto de ponentes.. que vinieron de Cataluña, Burgos, Soria, Navarra… y fue impresionante. Pasaban diapositivas con diferentes estelas y de pronto decían “esta ha desaparecido”. Luego otra tanda de más diapositivas y de pronto “esta también ha desaparecido”. Esas fotos no eran del S.XX, eran fotos de los últimos 10 años. Algunas, incluso, de aquel mismo 2018 en el que celebramos las jornadas HilarriCon.


Se habló de cómo se recoge la protección de estas piezas según las leyes de patrimonio autonómicas, estatales y europeas y la conclusión fue que pese a que son piezas protegidas por la ley, la ley no se aplica, no se cumple, porque faltan medios o falta interés.

Y yo, pese a todo aquello, volví a mi mundo de piruletas pero algo más preocupada por las estelas aezkoanas, metiéndome prisa para que el inventario que había hecho a título personal se publicase en las actas de las jornadas y avisando a los diferentes ayuntamientos de lo que había aprendido de los colegas.

Ví lágrimas de rabia en los ojos de otro de los ponentes pasando sus diapositivas “esta ha desaparecido” “esta estaba aquí reutilizada pero derribaron la torre y ya no sabemos dónde está”

Uno contaba que cuando encuentra una estela que corre peligro de ser robada la investiga y avisa al municipio para que tomen medidas y si este no la pone a salvo ni se da por enterado, la roba él mismo, entonces se da el parte de desaparición, el municipio se agobia por haberle visto las orejas al lobo y antes de que pase a mayores se la devuelve con el trabajo de inventariado hecho.

Esto es muy drástico pero a ese punto llega la desesperación de la gente que tiene apego e interés en el patrimonio y ve como nadie toma medidas para protegerlo. Me impresionó mucho, pues es jugarse el pellejo cometiendo un delito para que se tomen las medidas oportunas. Radical.

Fermín Leizaola (que no asistió a las jornadas pero vino al Museo y pude charlar con él) me contaba el caso de una estela en concreto que había localizado y el momento terrible en el que, para enseñársela con ilusión a su por entonces novia (hoy esposa), llegó al lugar y… no estaba... terrible eso de querer compartir tu afición con alguien tan especial y llevarte el disgusto. Menuda rabia y menuda indignación. 



El último debate sobre esto lo tuve el año pasado con los amigos, a raíz de querer defender que somos un museo y actuamos como tal, el tema derivó de la siguiente forma: ellos me decían que como museo debemos servir para la salvaguarda de piezas navarras que se encuentren en peligro, y a mí, que me sale siempre apostar por el ser humano y su concienciación social, decía que nooo, que la gente no se lleva una estela que se encuentra en un camino, en un bosque o en un cementerio, nuestro museo de estelas no sirve para eso porque no hace falta. Vista que la discusión iría a mayores me dijeron “tía, pues haz una encuesta y pregunta, aprovecha que tienes redes sociales y que te sigue tanta gente”. Así lo hice, pero desde la cuenta del museo en donde me sigue gente que ya está concienciada con el patrimonio (¿qué otra gente puede seguir a un museo en twitter?); la idea era que saliese bien y darles en los morros con las respuestas… pero no.



¿En serio? En pleno S.XXI, conocedores ya de la ley de patrimonio, del interés de las piezas… ¿Hay gente que sigue al museo de estelas en twitter y decidiría “llevársela pa casa”?

Me toco bajar la cabeza y decir eso de “cachís! tenéis razón”. El resultado muestra que hay gente mala y hay gente imbécil.. aunque creo que en realidad es gente que actúa de buena fé por desconocimiento.. y ese desconocimiento viene porque las autoridades no actúan para visibilizar el problema. Mis seguidores son buena gente, lo tengo clarísimo.   

Así que.. IMAGÍNATE mi alegría cuando me ha llovido la noticia, una decena de personas que no se dedican a la investigación pasándome la noticia, acordándose de nuestro museo y alegrándose de que se recupere el patrimonio. Imagínate mi alegría al pensar en los colegas investigadores y en los amigos de la HilarriCon que POR FIN ven que se hace algo con lo que llevan décadas denunciando.


Si alguien no se ha dado por aludido después de la repercusión a nivel nacional que ha tenido esta operación...
¡¡más de 400 medios la han publicado!!

Me flipa y siento una profunda gratitud y admiración hacia esos del UCOMA de Bizkaia que buscando una reproducción sustraída se tropezaron con estelas a la venta en internet (supongo que en la deepweb) y decidieron actuar por iniciativa propia recuperando originales más valiosas* que la que andaban buscando desde 2016... y no sólo actuaron, ¡se han encargado en difundir la noticia para concienciar al máximo de personas posible de que sustraer y comerciar con estelas discoideas es un delito! Es el primer precedente que encuentro de una operación de este tipo, centrada en hilarris. Las estelas discoideas son vistas como “el patrimonio pobre” por ser arte popular y no arte culto. Seguro que esta operación sirve como ejemplo de buena praxis e inspira a otras comunidades a seguir su ejemplo. 

Se ha recuperado un trocito de la historia de Soria, Burgos, Guadalajara y País Vasco colocándose en mejores manos y a disposición del público. En cuanto volvamos a la rutina contactaré con San Telmo para enseñaros las estelas y ver si, entre todos, encontramos su origen para que la trazabilidad no se pierda.


¡Sé Feliz!

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*más valiosas posiblemente si hablamos de "el objeto en sí mismo", tenga más valor económico la reproducción de la estela de Aguiñeta, por ser estéticamente muy bonita y ser de sobra conocida y representativa de la necrópolis. Pero si hablamos de valor cultural, obviamente tienen más valor las estelas originales, por muy feas o simples que sean, más aún si no se encuentran inventariadas, pues su mero hallazgo arroja gran información para la comunidad científica y académica.  

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